Fue el Vicealmirante de la Marina de Guerra, Cabrera Arias quien dijo, el 18 de febrero recién pasado, que los Estados Unidos de America iban a instalar una base naval en Isla Saona, a los fines de contrarrestar el tráfico de drogas por la zona. Yo le creí a la M de G; le tomé la palabra, y conste que en mi artículo “Espectáculo de circo”, rechazaba ese hecho diciendo que “con esto no se juega; ni como bola de humo ni como posible adefesio”.
Soy una persona de firmes convicciones y tambien sé reconocer y rectificar cuando me equivoco, pero esta vez no me sale la autocrítica, ni me retracto de una sola línea de lo que en ese artículo escribí. ¡Y ojala que mas adelante, el tiempo no me de la razón!
La Marina de Guerra, adoptando la posición de “donde dije digo, digo diego”; y sin más, dijo luego que de lo que se trataba era de una remodelación de su propia base. Y aquí entonces pasamos a otro escenario: ¿Cómo es posible que la M de G se haya equivocado de esta forma ante un asunto de tanta trascendencia?; ¿simple error de semántica?; ¿tan poco les importa nuestra soberanía que salieron corriendo a dar “la buena nueva”, sin haber entendido con total claridad cuáles eran los reales propósitos de los jefes norteños?
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Ernesto Reyna |
Pero lo que provoca risas y ganas de llorar al mismo tiempo, son las recientes declaraciones de Ernesto Reyna, ministro de Medio Ambiente, quien se destapa diciendo que “es el narcotráfico quien patrocina protestas contra el destacamento que será construido para la Marina de Guerra en el Puerto Catuano”, al noroeste de la Isla Saona. Quizás se cree este señor que la boto sobre la cerca con tan ligera y peligrosa acusación, cuando lo que cabe y procede es que, desde la posición que ocupa, se aboque a aclarar las inquietudes que todos tenemos, resumidas en el ultimo comunicado de prensa de la Academia de Ciencias de la República Dominicana, la Comisión Ambiental de la Universidad Autónoma de Santo Domingo y la Fundación Dominicana de Estudios Marinos, FUNDEMAR.
Cito: “Por tanto, lo único que la sociedad dominicana quiere conocer, ya que no se le ha dicho, es cuál es el alcance real del proyecto que ha anunciado la Jefatura de Estado Mayor de la Marina de Guerra y dé clara respuesta a las presentes inquietudes: ¿Cuáles son las implicaciones ambientales; cuál el diseño de las obras que establece el Plan de Manejo del Área Protegida, quien administrará y regenteará una vez entren en operación estas obras; cómo se van armonizar las labores de vigilancia con el flujo de los miles de turistas que llegan a la isla y, finalmente por qué el Gobierno dominicano no abandona ese proyecto y asume directa y responsablemente el costo y los trabajos de mejoramiento de las infraestructuras existentes en la zona, las dota de equipos modernos y personal capacitado para el cumplimiento de una labor asignada a la Marina de Guerra como deber patriótico?”.
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Orlando Gómez Torres |
Todos ellos, y nosotros, además de narcotraficantes, tambien hemos sido catalogados de “seudo patriotas”, y aunque no pretendo tomar piedras contra los mas chiquitos y menos en tiempos de cuaresma, lean lo que dice el joven Orlando Gómez Torres, en su artículo del pasado 25 de febrero, en el Listín Diario, titulado: La “base” de Saona:
“Por alguna razón, los dominicanos tendemos a la exageración y al tremendismo. La noticia emitida erróneamente, sin querer o a propósito, anunciando la construcción de una Base Naval de los Estados Unidos en la Isla Saona, ha servido como caldo para una agitada novela con la participación (sic) con los protagonistas de siempre. A un costo de $1.5 millones de dólares no luce ser un proyecto de tamaño significativo, al menos difícilmente calificable como “base”, y la aclaración de que la misma sería de la Marina de Guerra Dominicana, no ha sido suficiente para detener el rasgado de vestidos de los seudo patriotas”.
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El proyecto de obra en la Saona |
Gómez Torres, sus razones tendrá para no haber salido de inmediato en defensa del Parque Nacional del Este ni de nuestra soberanía, dejando todo su juvenil entusiasmo para criticar a los que sí lo hicimos, pues sin mencionar a la Marina de Guerra, fuente emisora de la información, acepta que la misma fue emitida “erróneamente”, “sin querer” (me recordó al Chavo del ocho), “o a propósito”, (¿?).
Dice además Gómez Torres que “Con las aclaraciones de la Embajada de los Estados Unidos y de nuestra propia Marina de Guerra este tema debió haber quedado sepultado. Pero, dominicanos al fin, seguimos batiendo sobre el mismo sin sentido, con nuevamente la Academia de Ciencias y la UASD liderando el circo, en forma tan ridícula y anticientífica como las intoxicaciones en la Barrick Gold”.
Como ven, aquí el joven, --aquejado del complejo de Guacanagarix,-- hasta un anuncio le sacó a la nefasta minera.
Pero es que, lamentablemente, con ministros de Medio Ambiente como los que nos hemos gastado durante este gobierno, ¿qué ejemplo les estamos dando a nuestros jóvenes, los que ven cómo se violan, amañan y cambian las leyes para favorecer intereses foráneos y/o particulares, como ya pasó con buena parte del mismo Parque Nacional del Este, con el contrato de la Barrick Gold y en infinidad de otros casos?
Si viviéramos en un país en el cual se respetaran las leyes y funcionara adecuadamente la Justicia, cabria que les exigiéramos al ministro Eduardo Reyna que se retractara de sus declaraciones o asumiera las consecuencias. Pero ante la triste realidad, hay que limitarse a decir como Campoamor, “¿Qué es preciso tener en la existencia? Fuerza en el alma y paz en la conciencia”.
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