sábado, 10 de marzo de 2012

Como espacios de encuentro

José Carlos García Fajardo*


Por todas partes se alzan voces que denuncian los efectos perversos de un modelo de desarrollo que incrementa las desigualdades, mientras las instituciones se revelan incapaces ante una universalidad que se hace presente gracias a las conquistas de las ciencias. Pero estas sólo tienen sentido si se ponen al servicio de los seres humanos como sujetos sociales responsables de sus vidas. Nuestras coordenadas entre sentimiento y razón nos mantienen con el ritmo de la búsqueda de una sociedad más humana y digna.
Nadie rechaza la globalidad sino la pretensión de que las personas sean tratadas como mercancías después de haber sido reducidas a consumidores. Cuando somos espacios de encuentro.
Se trata de globalizar los derechos humanos, los avances científicos, la educación y las riquezas de la tierra y de la mente, no la pobreza y la miseria. Que pasen de derechos políticos a derechos sociales exigibles.
Hay que afirmar el derecho inalienable a ser nosotros mismos para rebelarnos contra quienes pretenden arrebatarnos nuestro yo. “¡Mi yo, que me arrebatan mi yo!”, clamaba Unamuno.
Sólo puede frenarse el avance capitalista con una contracultura alternativa. Pues sólo una contracultura de la solidaridad internacional podrá activar la presión ciudadana para impulsar políticas de redistribución supranacional de la riqueza.
La contracultura ciudadana está taponada por el imperio del individualismo posesivo. El profesor Díaz Salazar ofrece cuatro objetivos como desafíos emergentes: generar ideales colectivos altruistas, formar el hombre-mundo frente al hombre-patria, adiestrar en la práctica de virtudes públicas e insertar a las personas en asociaciones y movimientos de participación social.
Los pobres tienen derecho a dejar de serlo a pesar de que el mundo industrializado todavía considera los derechos humanos como derechos civiles y políticos mientras que, en los pueblos empobrecidos del Sur, la pobreza extrema es la negación fundamental de esos derechos humanos.
Mary Robinson acusaba a los países ricos de ser culpables de mantener un doble discurso: “son críticos ante los abusos contra los derechos humanos en el campo civil y político, pero protestan mucho menos cuando se trata de violaciones de los derechos económicos, sociales y culturales”.
De ahí que no sea creíble hablar de derechos humanos y de prevenir conflictos y, al mismo tiempo, cortar la ayuda al desarrollo a otros pueblos que les proporcionan las materias primas indispensables para mantener el nivel de despilfarro de ese 20% de la humanidad que acapara el 87% de los recursos del planeta. Hay un nuevo enfoque del desarrollo centrado en las personas: derechos humanos para todos.
Los mercados se mueven a gran velocidad vulnerando el imprescindible control de los gobiernos.
No podemos plegarnos ante un modelo de desarrollo que se basa en un crecimiento insostenible y depredador que explota a cuatro quintas partes de la humanidad.
Hay que defender el derecho al bienestar de todos dentro de un ambiente general de libertad y de solidaridad.
Y si continuamos afirmando que los movimientos de la sociedad civil no pueden ser instrumentalizados por ningún grupo político, no es menos cierto que los indignados no pueden desligarse de su responsabilidad en la acción política para no caer en nuevos fundamentalismos radicales como si las cosas de la república no nos afectasen y obligasen a todos.
La participación ciudadana es la clave de la democracia en una sociedad bien organizada. Sin prejuicios ni exclusiones. Si han muerto los dioses de la ignorancia, de la opresión y del miedo, no podemos sucumbir ante los ídolos del mercado. Nos basta con la dignidad del ser humano en su trascendencia personal y social. Por eso, queremos afirmar nuestros pies en la realidad, pero sin abjurar de nuestros sueños. Pues la política es la capacidad de transformar en actos de gobierno una voluntad colectiva con pluralidad de ideas, de pensamiento y de acción con la dimensión transversal como forma de conocimiento frente al verticalismo despersonalizador del pensamiento único.
Nos unimos a quienes aúnan esfuerzos por una sociedad más justa sin esperar a tener las respuestas ni a ser justos nosotros mismos sino a convocar el debate y ponernos en marcha conscientes de que en la tardanza está el peligro. Apostamos por el protagonismo de la persona en la búsqueda de su derecho fundamental a la felicidad.
Lo emocionante es constatar las mil y una voces que se descubren “espacios de encuentro” cuando uno se arriesga a ponerse en camino, pues si nadie puede mandarnos, ¿qué esperamos? Nunca podrán arrebatarnos el placer de actuar con responsabilidad y entusiasmo para hacer realidad la urgente tarea de edificar la sociedad del reparto frente al mito del consumo.
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*Profesor Emérito de la Universidad Complutense de Madrid (UCM)


viernes, 9 de marzo de 2012

¡Lo que hay que oír!

Elsa Peña Nadal
Ni mi nivel de indiferencia, ni mi capacidad de asombro; unidos a mi experiencia empírica fruto de lo gozado y lo sufrido, me impiden quedarme callada ante lo que a simple vista parecía—y aún me lo parece—una injerencia en nuestra soberanía y una amenaza para nuestro medio ambiente. 

Fue el Vicealmirante de la Marina de Guerra, Cabrera Arias quien dijo, el 18 de febrero recién pasado, que los Estados Unidos de America iban a instalar una base naval en Isla Saona, a los fines de contrarrestar el tráfico de drogas por la zona. Yo le creí a la M de G; le tomé la palabra, y conste que en mi artículo “Espectáculo de circo”, rechazaba ese hecho diciendo que “con esto no se juega; ni como bola de humo ni como posible adefesio”. 

Soy una persona de firmes convicciones y tambien sé reconocer y rectificar cuando me equivoco, pero esta vez no me sale la autocrítica, ni me retracto de una sola línea de lo que en ese artículo escribí. ¡Y ojala que mas adelante, el tiempo no me de la razón! 

La Marina de Guerra,  adoptando la posición de “donde dije digo, digo diego”; y sin más, dijo luego que de lo que se trataba era de una remodelación de su propia base. Y aquí entonces pasamos a otro escenario: ¿Cómo es posible que la M de G se haya equivocado de esta forma ante un asunto de tanta trascendencia?; ¿simple error de semántica?; ¿tan poco les importa nuestra soberanía que salieron corriendo a dar “la buena nueva”, sin haber entendido con total claridad cuáles eran los reales propósitos  de los jefes norteños? 
Ernesto Reyna

Pero lo que provoca risas y ganas de llorar al mismo tiempo, son las recientes declaraciones de Ernesto Reyna, ministro de Medio Ambiente, quien se destapa diciendo que “es el narcotráfico quien patrocina protestas contra el destacamento que será construido para la Marina de Guerra en el Puerto Catuano”, al noroeste de la Isla Saona.  Quizás se cree este señor que la boto sobre la cerca con tan ligera y peligrosa acusación, cuando lo que cabe y procede es que, desde la posición que ocupa, se aboque a aclarar las inquietudes que todos tenemos, resumidas  en  el ultimo comunicado de prensa de la Academia de Ciencias de la República Dominicana, la Comisión Ambiental de la Universidad Autónoma de Santo Domingo y la Fundación Dominicana de Estudios Marinos,  FUNDEMAR. 

Cito: “Por tanto, lo único que la sociedad dominicana quiere conocer, ya que no se le ha dicho, es cuál es el alcance real del proyecto que ha anunciado la Jefatura de Estado Mayor de la Marina de Guerra y dé clara respuesta a las presentes inquietudes: ¿Cuáles son las implicaciones ambientales; cuál el diseño de las obras que establece el Plan de Manejo del Área Protegida, quien administrará y regenteará una vez entren en operación estas obras; cómo se van armonizar las labores de vigilancia con el flujo de los miles de turistas que llegan a la isla y, finalmente por qué el Gobierno dominicano no abandona ese proyecto y asume directa y responsablemente el costo y los trabajos de mejoramiento de las infraestructuras existentes en la zona, las dota de equipos modernos y personal capacitado para el cumplimiento de una labor asignada a la Marina de Guerra como deber patriótico?”. 
Orlando Gómez Torres
Además de estas prestigiosas instituciones científicas, reaccionaron en cuanto se dio la información, los señores Luis Scheker Ortiz, Narciso Isa Conde, Eleuterio Martínez, Osiris de León; hoteleros que defienden el medio ambiente y/o sus inversiones; grupos ambientalistas y tambien algunos de los muchachos que tiempo atrás contribuyeron a dar al traste con la instalación de la cementera en las proximidades de Los Haitises--, ¡Y que decir de la reacción de lectores y usuarios de los diarios y de las redes virtuales, Factbook y Twitter, al enterarse de la supuesta instalación de esa base naval! 

Todos ellos, y nosotros, además de narcotraficantes, tambien hemos sido catalogados de “seudo patriotas”, y aunque no pretendo tomar piedras contra los mas chiquitos y menos en tiempos de cuaresma, lean lo que dice el joven Orlando Gómez Torres, en su artículo del pasado 25 de febrero, en el Listín Diario, titulado: La “base” de Saona: 

“Por alguna razón, los dominicanos tendemos a la exageración y al tremendismo. La noticia emitida erróneamente, sin querer o a propósito, anunciando la construcción de una Base Naval de los Estados Unidos en la Isla Saona, ha servido como caldo para una agitada novela con la participación (sic) con los protagonistas de siempre.  A un costo de $1.5 millones de dólares no luce ser un proyecto de tamaño significativo, al menos difícilmente calificable como “base”, y la aclaración de que la misma sería de la Marina de Guerra Dominicana, no ha sido suficiente para detener el rasgado de vestidos de los seudo patriotas”.
El proyecto de obra en la Saona
(¡Ay mi hijito, si tu supieras que lo que está sucediendo en  Dominicana, mas que el rasgado de vestiduras a que aludes, ameritaría  que saliéramos todos y todas a la calle, encuerados y hasta con la cabeza raspada!). 

Gómez Torres, sus razones tendrá para no haber salido de inmediato en defensa del Parque Nacional del Este ni de nuestra soberanía, dejando todo su juvenil entusiasmo para criticar a los que sí lo hicimos, pues sin mencionar a la Marina de Guerra, fuente emisora de la información, acepta que la misma fue emitida “erróneamente”, “sin querer” (me recordó al Chavo del ocho),  “o a propósito”, (¿?). 

Dice además Gómez Torres que “Con las aclaraciones de la Embajada de los Estados Unidos y de nuestra propia Marina de Guerra este tema debió haber quedado sepultado. Pero, dominicanos al fin, seguimos batiendo sobre el mismo sin sentido, con nuevamente la Academia de Ciencias y la UASD liderando el circo, en forma tan ridícula y anticientífica como las intoxicaciones en la Barrick Gold”.  

Como ven, aquí el joven, --aquejado del complejo de Guacanagarix,-- hasta un anuncio le sacó a la nefasta minera. 

Pero es que, lamentablemente, con ministros de Medio Ambiente como los que nos hemos gastado durante este gobierno, ¿qué ejemplo les estamos dando a nuestros jóvenes, los que ven cómo se violan, amañan y cambian las leyes para favorecer intereses foráneos y/o particulares, como ya pasó  con buena parte del mismo Parque Nacional del Este, con el contrato de la Barrick Gold y en infinidad de otros casos? 

Si viviéramos en un país en el cual se respetaran las leyes y funcionara adecuadamente la Justicia, cabria que les exigiéramos al ministro Eduardo Reyna que se retractara de sus declaraciones o asumiera las consecuencias. Pero ante la triste realidad, hay que limitarse a decir como Campoamor, “¿Qué es preciso tener en la existencia? Fuerza en el alma y paz en la conciencia”.

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lunes, 5 de marzo de 2012

“La nulidad de la resolución que destituyó al Magistrado Julio Aníbal Suárez”


Un amigo, sumamente inteligente, talentoso, brillante profesional del derecho, y que domina a perfección el derecho constitucional, me acaba de remitir un artículo que, por su serio y acabado contenido, transcribo a continuación: 
“El recién pasado 20 de febrero el Dr. Julio Aníbal Suárez, interpuso una acción de inconstitucionalidad contra la resolución del Consejo Nacional de la Magistratura, que lo destituyó como juez de la Suprema Corte de Justicia”.
“La decisión del Dr. Suárez pone nuevamente sobre el tapete el tema del alcance de las atribuciones del Consejo Nacional de la Magistratura, para designar los jueces de las llamadas altas cortes de la República”.
“Con independencia de la fundamentación jurídica que sirve de sustento a la acción del Dr. Suárez, quiero adicionar algunos elementos nuevos al debate, con los cuales pretendo  poner de manifiesto la nulidad per se de la resolución del señalado organismo”.
“Para decidir como lo hizo, el Consejo Nacional de la Magistratura se apoyó en el artículo 181 de la Constitución de la República, que, respecto de las atribuciones que este organismo tiene para evaluar el desempeño de los jueces de la Suprema Corte de Justicia, dispone: “Los jueces de la Suprema Corte de Justicia estarán sujetos a la evaluación de su desempeño al término de siete años a partir de su elección, por el Consejo Nacional de la Magistratura. En los casos en que el Consejo Nacional de la Magistratura decidiere la pertinencia de separar un juez de su cargo, deberá sustentar su decisión en los motivos contenidos en la ley que rige la materia”.
Julio Aníbal Suárez
  “ ¿Y qué dice la ley que rige la materia? Dice lo siguiente: “Para evaluar el desempeño de los jueces de la Suprema Corte de Justicia, el Consejo Nacional de la Magistratura tomará en consideración lo siguiente: su integridad, imagen pública, reputación intelectual, destrezas profesionales, capacidad de análisis, laboriosidad, competencia académica, atención y eficiencia a casos asignados, y tendrá como base de sustentación los informes de desempeño que de conformidad con la Ley de Carrera Judicial son presentados por los presidentes de las salas sobre cada juez miembro; los del presidente de la Suprema Corte de Justicia sobre los jueces presidentes de cada cámara y aquellos del presidente de la Suprema Corte de Justicia elaborado por sus pares” (art. 33 de la ley orgánica del CNM, la No. 138-11)”.
“Según el mejor criterio de la doctrina, una resolución motivada es aquella que es conforme a derecho y ha sido adoptada con sujeción a la ley, lo que se traduce en la obligación del juzgador no sólo de describir las causas que han provocado el fallo, sino, también, de fundamentar jurídicamente su decisión”.
“No obstante, en el caso a que se refiere el indicado artículo 33 de la ley 138-11, la separación de su cargo de un juez de la Suprema Corte de Justicia por el Consejo Nacional de la Magistratura debe descansar en una motivación reforzada. En efecto, la resolución que al respecto dicte el CNM tiene (de manera imperativa) que estar sustentada, en primer término, en los criterios precisados por el referido texto y, en segundo lugar, en los informes del desempeño presentados por los presidentes de cada sala y por el presidente de la Suprema Corte de Justicia. Y a ello debe dicho consejo sujetar su decisión”.
“Ello significa, en definitiva, que el Consejo Nacional de la Magistratura no tiene la facultad de separar a un juez de la Suprema Corte de Justicia sino sobre la base de un  resultado negativo arrojado por la señalada evaluación. Dicho de otra manera: los jueces de la Suprema Corte de Justicia gozan de una inamovilidad condicionada al resultado objetivo de la evaluación del desempeño, careciendo, por tanto, el CNM de la facultad de separarlos de su cargo si esa evaluación arroja resultados positivos”.
“Con ello se pretende garantizar que las resoluciones que el CNM dicte en tal sentido no  sean fruto del “decisionismo” politiquero y arbitrario (que hoy aplauden algunas voces agoreras), sino el resultado de una evaluación objetiva”.
“Como sabemos, por la lectura del acta de la sesión No. 24 del Consejo Nacional de la Magistratura, este órgano decidió separar al Magistrado Julio Aníbal Suárez de su cargo de juez de la Suprema Corte de Justicia, debido a que “su proceder no siempre estuvo conforme a los criterios de independencia e imparcialidad”.
“Como puede apreciarse, ese parecer del CNM no sólo se reduce a simples imputaciones carentes de motivación, sino que, sobre todo, no está avalado por el resultado de la evaluación a que, por disposición del artículo 181 de la Constitución, regula el art. 33 de la ley138-11. Siendo así, es claro que el Consejo Nacional de la Magistratura desconoció el mandado de la Constitución, por lo que su resolución carece de la legitimidad constitucional a que la sujeta el art. 181 constitucional”.
“Como el art. 6 de la Constitución sanciona con la nulidad toda ley, decreto, resolución, reglamento o acto contrarios a ella, el Tribunal Constitucional está compelido a pronunciar la nulidad de la resolución que destituyó al Dr. Julio Aníbal Suárez como juez de la Suprema Corte de Justicia. Si no, de nada serviría nuestra Carta Sustantiva, reduciéndose así a un simple pedazo de papel”.
Todo aquel que tenga la posibilidad de leer este escrito se dará cuenta que fue elaborado por una persona con dominio total de la materia constitucional y con calidad para fundamentar los criterios expuestos.
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Santiago de los Caballeros
5 de marzo de 2012

domingo, 4 de marzo de 2012

El bingo en Haití y la prensa zacateca

Entre Usted  y yo

Por Rafael Calderón*
Leyendo la crónica “No es xenofobia, es un gran escándalo de corrupción”, publicada por 7dias.com, el calificativo de suertudo otorgado a Félix Bautista me hizo pensar en que si la donación de la universidad hecha por el presidente Leonel Fernández a Haití y la posterior adjudicación de las obras para reconstruir la devastada capital haitiana se asemejara con el juego de una mano de bingo entre vecinos lo ocurrido pudiera sintetizarse en un párrafo de la manera siguiente:
“Vecino, tenga (la universidad)…  ahí está metido Félix”, habría dicho Leonel cuando la casa estaba recogiendo. Nadie más metió y el suertudo Félix cantó ¡bingo! Terno a la tercera bola, con pinta y esquina, un con to’ de tres obras con un pote o bote de $343 millones”.
No me gusta que Leonel metió a Félix con los cuartos del pueblo dominicano, pero no me extraña que lo hiciera, pues nadie como Leonel puede atestiguar sobre la suerte de Félix.
Es más, mire, quien empezó a hacer suertudo a Félix fue Leonel. Cada vez que veo una información sobre el muy activo y hoy internacionalizado magnate de la construcción, además de senador de la República, automáticamente me recuerdo de dos apreciados amigos y ex compañeros de labores, peledeístas ambos.
A uno de ellos lo escuche varias veces quejándose por la ingratitud de Félix, quien cuando se subió al carro del poder se olvidó de volver a Sabana Perdida. Según mi amigo, Félix solía visitar a un familiar que tenía un colmado y casi siempre lo hacía en la cola de un motor. Eran tiempos duros de campaña a mano pelada y palma hacia arriba por allá por 1994 y 1995.
Leonel Fernández y Félix Bautista
El otro amigo me contó sobre el golpe de suerte que reconectó a Félix con Leonel. Ocurrió que por su calidad de ex presidiario, el ingeniero -no importa si él es tan ingeniero como Danilo Medina químico- fue dejado a un lado por Leonel durante la campaña para las elecciones de 2004, la cual estaba en pleno apogeo.
Pero, al regreso de un viaje a Puerto Plata, Leonel se sintió mal porque consideró irrisoria las decenas de vallas promocionales de su figura que estimó muy separadas una de otra a lo largo de la autopista Duarte. Expresó su molestia en el comando de campaña y uno de los contertulios aprovechó para meter a Félix en la colá, diciéndole algo así como lo siguiente: “presidente, lo que pasa es que usted tiene en el banco al ingeniero Bautista, el hombre que resuelve con eso”.
Al instante, Leonel lo mandó a buscar y en par de días estaban las vallas de Leonel en la referida autopista que hedían a barco viejo, una casi al lado de la otra, como lo pudo comprobar el propio Leonel  cuando regresó al Cibao esa misma semana.
De allá para acá, la nueva historia del binomio Leonel-Félix es harto conocida, debido a episodios como el de la Sun Land, la contrata a las Peláez y los demás que han salido a la luz, a pesar de los esfuerzos ingentes de la prensa, la cual, aunque trabaja con velocidad de vértigo tapando un escándalo con otro,  ha visto desbordada su capacidad de enterramiento,  pues son voluminosos y continuos los capítulos de la corrupción gubernamental.
Creo que Leonel debió decir en su última “rendición de cuentas” que además de hacer su New York chiquito había convertido en zacateca a la prensa que le sirve.
Por hoy, me voy. Que Dios le llene de bendiciones, y se apiade de la República Dominicana.
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*Periodista dominicano redisidente en Nueva York.-








Sueños y Elecciones

Felipe Lora

Me acuerdo cuando mi barrio, Bella Vista, en Santiago de los Caballeros, fue sorprendido por una interminable caravana blanca en la que promovían a un tal Juan Bosch. El “Profesor”, le decían algunos.
Tenía cerca de 8 años y nunca había visto más de tres carros al mismo tiempo. Me acuerdo que todo el vecindario salió a la acera, a deleitarse con tan inesperado espectáculo. Inesperado para mí pues, a esa edad, no tenía la menor idea del significado de tal evento.
También recuerdo lo ocurrido en aquel diciembre. Contaba ya con 10 años y mi imaginación había pasado la prueba de los primeros años escolares. Me consideraba un experto en el arte de transformar escobas y balaustres en caballos y carretas en un instante. Héroe y villano, indio, vaquero y soldado eran algunos de los innumerables personajes en que, con mi imaginación, me transformaba para ocupar cualquier momento ocio.
Pero los estrepitosos bombardeos de aquel diciembre no eran imaginarios. Su realidad lo confirmaban los aviones de “guerra” que esporádicamente sobrevolaban el espacio aéreo bellavistero y el gentío que salió a las calles con la esperanza de ver lo que estaba sucediendo. Términos como constitucionalistas, hombres ranas y hasta el nombre de Tomas Fernández Domínguez, Caamaño y Montes Arache salían de los labios de algunos de los adultos mientras especulaban sobre las posibles causas de aquellas explosiones.
Con capítulos como estos se cerraban las puertas y la oportunidad de los dominicanos de volver a la constitucionalidad y, lo que pudo ser una transición ejemplar desde una dictadura a una sólida democracia, se convirtió en la transición desde una tiranía bestial a una dictadura sanguinaria impuesta por un gobierno extranjero.
Crecí en los tumultos y los horrores del balaguerato y, al igual que la mayoría de jóvenes que vivió en la época de los doce años de balaguer (con b pequeña), sentí el pánico y el escalofrío que causaba el ver acercarse un “cepillo” del SIN mientras participaba en una de las espontaneas reuniones, en una de las esquinas caliente de Bella Vista.
Convertido en un soñador llegué a la UASD. Soñaba con lo diferente que sería la educación universitaria estatal si nuestra “Primada de América” recibiera el medio millón que le correspondía por ley. Quizás nuestros laboratorios de electrónica pudieran tener algún “aparatus” moderno, alguna resistencia o algún diodo que funcionara como lo explicaban las teorías en los textos de electrónica.
Los sueños continuaron. Ahora soñaba con ver al PRD en el poder administrándoles justicias a los parásitos de balaguer. Soñaba con un gobierno que delatara, enfrentara y con el apoyo del pueblo, expulsara a los verdaderos enemigos de la república. Estos sueños se tornaron en desilusión y más tarde en tortura.
Desilusionado por los acontecimientos nacionales y partidarios, comencé a soñar de nuevo.
Soñaba con ver al PLD en el poder administrando justicia en contra de los corruptos y desfalcadores del PRD (algunos disfrazados hasta de mujer). Soñaba que se rehusaban pagar la deuda externa en la que incurrieron los pillos perredistas por considerarla ilegal. Veía, en mis sueños, como la soberanía nacional era restaurada y las condiciones de los pobres se mejoraban.
Mi sueño pronto se convirtió en desengaño y frustración al ver como los que se hacían llamar Partido de la Liberación Dominicana se convertían, rápidamente, en uno de los gobiernos más entreguista de la supuesta “Cuarta República”.
Aun sigo soñando
En unos meses el pueblo dominicano volverá a las urnas. Las mismas urnas que usaron para oficializar el abandono a la constitucionalidad y el inicio de la dictadura de balaguer. Las mismas que usaron para entregarle el poder al PRSC, al PRD y por último al PLD. ¡Las mismas que usaron para elegir a Hipólito y a Leonel!
Ya del PRSC no queda nada, y aunque el PRD y el PLD han engañado la confianza del pueblo en más de una ocasión, la lucha de mayo es entre ellos; el pueblo dominicano no tiene nada que buscar, no tiene nada que ganar en esas elecciones.
Al pueblo sólo le queda esperar por el resultado para conocer el color del látigo que usarán, en los próximos cuatro años, para continuar desgarrándole la espalda. Eso no lo evita nadie.
Mientras tanto, yo sigo soñando y lo invito a soñar.
Mis sueños me indican que debemos, desde hoy, empezar a trabajar ardua y seriamente por la FUSION de la izquierda para que, en las próximas, o próximas-próximas elecciones, pueda el voto tener cierto valor, el pueblo una nueva esperanza y el país la oportunidad de disfrutar de los beneficios de una verdadera democracia.
Solo me queda preguntar, ¿cuándo empezamos?

PENSAMIENTO DEL DÍA

"Un ejército de ciervos dirigido por un leon es mucho mas temible que un ejército de leones mandado por un ciervo". Plutarco