
2.- reo que
resulta sumamente interesante que alguna universidad, organización empresarial
o gremial de Santiago, decida tomar en consideración la posibilidad de efectuar
en esta ciudad una especie de coloquio, conversatorio o debate, en el cual se
discuta la situación que se encuentra la comunidad en lo que se refiere a sus
servicios públicos básicos, y principalmente examinar el comportamiento que han asumido sus fuerzas
vivas; los sectores, clases y capas sociales llamadas a incidir en forma
determinante en todo lo que tenga cardinal importancia para Santiago.
3.- Ese
encuentro, que creo que no puede efectuarse de un día para otro, ni en cuestión
de dos o tres horas, se deben poner en agenda para ser discutidos en forma
franca y con sentido realista y crítico, todos los puntos en los cuales aquellos
que tienen poder con influencia no han aportado nada o han sido tímidos en su accionar por el bien de la ciudad de Santiago.
4.- Los
hombres y mujeres sensatos de Santiago con sentido de progreso, no pueden
actuar como el avestruz, ocultando la cabeza, cerrando los ojos, cubriéndose la
cara o volviéndola para otro lugar para no ver la realidad, lo que está a la
vista de todos, lo que no se puede esconder: que Santiago se está hundiendo en
nuestras propias narices.
5.- No
resiste el más mínimo análisis que una ciudad como la de Santiago, que cuenta
en su seno con tantos y tantos hombres y mujeres de talento, con formación desarrollista y visión
empresarial de futuro, se comporten tranquilos, serenos, sosegados,
algo así como si a su alrededor nada estuviera pasando.
6.- Con un
encuentro como el que he planteado realizar en Santiago, sólo nuestra comunidad
resulta favorecida porque permitiría a sus munícipes más activo, lucidos y con
inquietudes, analizar y procurar la solución de asuntos que nos están lesionando a todos.
7.- Los
problemas que afectan a Santiago no son sectoriales, sino comunitarios. Las dificultades
se agravan, si no se enfrentan a su debido tiempo; los inconvenientes
analizados en equipo se
solucionan.
8.- El
estado de abandono que exhibe Santiago desdice mucho de sus habitantes como personas civilizadas y decentes; como integrantes de una comunidad con
tradición de ser munícipes preocupados por el buen funcionamiento de su ciudad
en lo que se refiere a orden y aseo.
9.- Si la Alcaldía
de Santiago, no tiene en su agenda cambiar la cara de Santiago de sucio a
limpio, de mugriento a aseado; de
caótico a ordenado; de turbulento a
tranquilo; de oprobioso a honroso; y de
inviable a viable; entonces los santiagueras y santiagueros que queremos a
Santiago estamos en el deber de reunirnos para en conjunto analizar qué no
hemos hecho, por qué la pasividad ante la fea realidad que pinta nuestra
ciudad, y qué hacer por ella con la vista puesta hacia el futuro.
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