sábado, 10 de septiembre de 2011

¡Lo del consulado dominicano en Boston es grave!




Lo que está pasando en el consulado dominicano de Boston es mucho más grave de lo que aparenta a simple vista. Allíno sólo ha habido una burda conspiración, en la que toman parte funcionario de la cancillería, sino que hay planes macabros propios de auténticos fascistas.
Hay un dicho en la historia dominicana que se atribuye al presidente Lilis, en el que éste proclama: ¡yo o que entre el mar”, la cual no guarda mucha distancia de otra que aparece en El Príncipe, de Nicolás Maquiavelo y que reza: “El fin justifica los medios”. Es la más estigmatizadora frase de lo que se conoce como el maquiavelismo y quiere significar que gobernantes y otros poderes han de estar por encima de la ética. 
Esto hay que señalarlo a modo de denuncia, porque el acto de insubordinación en que incurrió el destituido cónsul, Domínico Cabral, tiene cartas ulteriores debajo de la manga que, él y sus aliados, están dispuestos a jugarse, no importa la odiosa imagen que puedan provocarle al país. Nada que agregar a las dos frases citadas previamente.
Esta gente está dispuesta hasta a paralizar las funciones consulares, en el caso de que el presidente Leonel Fernández no revoque la decisión de destituir al titular de ese cargo por los últimos siete años.


Están apelando a interpretaciones cojonudas de lo que es  la Convención de Viena Sobre Relaciones Consulares, cuyos resultados fueron aprobados el 24 de abril de 1963 y puesto en vigor el 19 de marzo de 1967, y que son los mismos que se le aplicaron a Domínico Cabral cuando fue designado en el cargo siendo ciudadano de los Estados Unidos.


Entre los alegatos que se enarbolan sobre estos acuerdos, los defensores de la afrenta cometida contra el país en la sede consular de Boston, se apela  al Artículo 12 de la Convención de Viena, en lo que se refiere a lo que se conoce como  Exequátur y que establece textualmente: “1. El jefe de oficina consular será admitido al ejercicio de sus funciones por una autorización del Estado receptor llamada exequátur, cualquiera que sea la forma de esa autorización”.
2. “El Estado que se niegue a otorgar el exequátur no estará obligado a comunicar al Estado que envía los motivos de esa negativa”.


3. “Sin perjuicio de lo dispuesto en los artículos 13 y 15, el jefe de oficina consular no podrá iniciar sus funciones antes de haber recibido el exequátur”. Eso está clarito. Ahí no hay tutía. Los complotados contra el nuevo cónsul, Miguel Ángel Andujar, ciertamente son hábiles en eso de maniobrar y manipular. Eso explica la interpretación que hacen de ese artículo, en complicidad con funcionarios de jerarquía de la Cancillería que han sido una especie de prepucio de Domínico Cabral, por razones y motivos que podríamos conocer lueguito.


A lo que no se refieren es a lo que establece el artículo 13 de la misma Convención, que hace referencia inmediata a la “Admisión Provisional del Jefe de Oficina Consular”, y que establece sin media tinta que: “Hasta que se le conceda el exequátur, el jefe de oficina consular podrá ser admitido provisionalmente al ejercicio de sus funciones. En este caso le serán aplicables las disposiciones de la presente Convención”.


Después de leer esto, ¿habría necesidad de seguir escuchando las marrullerías de los apandillados en la sede consular dominicana de Boston? No. Sin embargo, a lo que sí debe ponérsele atención es a los propósitos ulteriores que anida esta gente.


Particularmente se me ocurre que este acto de desobediencia a un mandato del jefe supremo del gobierno dominicano, debe servir para que el presidente Fernández ponga un freno al tigueraje que en estos últimos ocho años hemos debido presenciar los dominicanos en el manejo de las instituciones oficiales y los recursos que pagamos los pendejos en materia de impuestos.




Roberto Rodríguez

PENSAMIENTO DEL DÍA

"Un ejército de ciervos dirigido por un leon es mucho mas temible que un ejército de leones mandado por un ciervo". Plutarco