viernes, 20 de abril de 2012

Una carta para Hipólito Mejía


CARTA ABIERTA A HIPÓLITO MEJÍA

Saludos, don Hipólito

Me va a excusar que no lo llame presidente todavía; eso está por verse y me queda alguna esperanza de que este pueblo entre en sus cabales. Declino también llamarle “Papá”; yo conozco al mío y, a mi entender, ese es un título que no se presta a la mojiganga. Por otro lado, así le decían a François Duvalier y todos sabemos cómo acabó eso… Ni de juego me sumo a la alabanza paternalista de nadie. Ese tipo de irresponsabilidades suele costar caro.

Le diré don, por ahora, en honor a sus años.

Todo parece indicar, don Hipólito, que usted va a ganar las elecciones. Los desmanes de un peledeísmo criminal, avariento, insaciable, voraz, pervertido y desaforadamente anti-boschista han empujado a este pueblo a la amnesia: se levanta, colosal, hidrocefálico, babeante,  y aparta de sí el cuchillo de matarife que lentamente lo degüella, pero no para salvarse, sino para más cómodamente entrar la cabeza en el lazo de una horca. Huyó de usted, este bebé colosal que gatea sin pañales por el territorio nacional, y se ocultó en las faldas de Leonel… No le gustó lo que encontró ahí y ahora se devuelve, buscando solaz en donde no lo hallara durante el 2000-2004…

La historia no es algo que le preocupe mucho a los líderes actuales… a muy poca gente, de hecho. Los conspiradores del atentado a la vida de Adolf Hitler del 20 de julio de 1944 se entregaron a la faena sospechando que les iría mal, que no podrían cambiar nada. Casi todos alegaron que lo hicieron de todas formas para que la posteridad supiera que, durante ese período de locura nazi, hubo alemanes bragados e íntegros que hicieron lo que pudieron. Podría afirmarse que de igual manera actuó Caamaño y sus seguidores constitucionalistas. Con ese espíritu escribo esta carta, sin ninguna esperanza de que pueda siquiera ser entendida. Lo hago para que la posteridad (que sí me importa, que me importa mucho) sepa que existieron hombres y mujeres cuerdos en este paisaje de insania. Con todo, me gustaría, don Hipólito, que si lo hacen presidente de nuevo tuviera la bondad de cumplir con los puntos a continuación. Y como es una carta abierta, recomiendo a mis lectores que impriman esta lista y la peguen en algún lugar visible para que no se les pierda en estos próximos cuatro años (la puerta de la nevera es ideal). Vayan tachando las que don Hipólito cumpla.

  1. Encarcele a Leonel Fernández y a toda su cohorte. Luego de una investigación meticulosa, claro está. Después de que usted haga eso, por mí puede hacer todos los chistes que quiera. Y si van presos, que sea presos de verdad, no presos tipo Álvarez Renta, a quien aparentemente le han permitido cumplir su sentencia en Sofía’s.
  2. Deslíguese de Pepe Goico. Por favor… ¿Cómo perseguir de manera convincente a un Félix Bautista, por ejemplo, conservando la cercanía de alguien como Pepe? Apunte a la coherencia; esa debe ser la virtud más codiciada de un líder. Si le hace falta inspiración, recuerde a Peña… O mejor: recuerde a Bosch. No olvide que su partido también es hijo del profesor, por más que su hermano menor morado quiera hacerse pasar por hijo único.
  3. Persiga realmente la corrupción. Designe a un verdugo para que dirija la DPCA. Óigame bien: a un VERDUGO. Y no se meta más con él o con ella. Déjela hacer su trabajo. Y de paso resucite el proyecto del Ombudsman o Defensor del Pueblo.
  4. No hable en público. O hágalo lo menos posible. Sobre todo si viaja al exterior. Callar es de sabios y no todo el mundo entiende su humor. Para hacernos reír está Boruga, Boca de Piano, Raymond Pozo y el Cardenal López Rodríguez. Usted está ahí para gobernar un país y asegurarles a los ciudadanos reglas limpias en su carrera hacia la prosperidad y la felicidad.
  5. No viaje tanto. El horno no está para galletitas. Los días de la bonanza auspiciada por Baninter son cosa del pasado. Usted lo sabe mejor que nadie, pues tuvo suficiente gravilla en el vas deferens para trancar a su amigo Ramoncito. Este cuatrienio que viene es para recogerse, reenfocarse, trabajar duro y tratar de salvar al país del cataclismo morado.
  6. No persiga a sus detractores y críticos. De lo contrario, el primero que irá preso seré yo. Recuerde que el mejoramiento de una sociedad surge del debate de las ideas, de contraponer, negociar y consensuar, siempre sobre la base de la razón. Si usted tranca a todo el que se le oponga, el colectivo se torna en un soliloquio que empobrece y que, casi siempre, erosiona el desarrollo del país. Sea paciente con la parodia, con la sátira: la capacidad de reírnos de nuestros líderes fortalece a la ciudadanía. De modo que la próxima vez que el diablo le gane unas encuestas, ríase, no mande a trancar a nadie.
  7. Deje tranquilas a las Fuerzas Armadas. O bien deshágase de ellas. Disuélvalas. Mantenga dos o tres compañías en la frontera por si a Martelly se le zafa el único tornillo que le queda. Basta con hacer un balance lógico: qué beneficios nos reporta seguir manteniendo a todos esos guardias vs. qué problemas nos acarrean constantemente la indisciplina y deshonor de nuestro ejército. Todos conocemos la índole de noticias en las que siempre están involucradas las FF.AA. Quizá estoy equivocado. Quizá el balance revele que mantener a las FF.AA. reporta más beneficios que problemas. Pero el balance hay que hacerlo.
  8. Asigne el 4% a la educación. Y encarcele a quienes se atrevan a tocar el dinero de nuestros jóvenes. ¿Hace falta, a estas alturas, explicarle a usted que solo los países que invierten en la educación de su gente han podido dar saltos cualitativos en el desarrollo de sus sociedades?
  9. Reduzca la nómina gubernamental. La población está pensando reelegirlo para que sea AUSTERO, no para que permita más relajitos con el erario. Menos es más. Vuélvase loco eliminando botellas, disolviendo comités, desmantelando dependencias redundantes, acabando con nominillas e igualas.
  10. Desbande el aparato judicial y renuévelo. Habrá que corregir el desastre que ha hecho el PLD en la rama judicial, pero no para sustituirlo con otro desastre. Expulse a los jueces que aceptan sobornos, sean del partido que sean. Todos saben quiénes son. Coloque magistrados probos e íntegros. Podrá reconocerlos fácilmente: son pobres. Tienen la increíble noción de que la justicia existe. Desígnelos. Y déjelos hacer su trabajo en paz.
  11. Encarcele a los truhanes de la Junta Central Electoral. Siempre que sea posible demostrar sus fechorías, por supuesto (y eso no ha de ser difícil). Desbándelos, pero no para colocar simpatizantes del PRD. Ese tipo de actuaciones suma cero. Todo queda en lo mismo. Tiene usted la potencial y maravillosa oportunidad de hacer las cosas bien esta vez. Aprovéchela.
  12. No pelee con Participación Ciudadana. Esa organización está ahí para colaborar con el estado en la construcción de un mejor país. No mande a sus dirigentes a hacer campaña o a convertirse en un partido cada vez que quieran inmiscuirse en la cosa pública, como solía hacer durante su cuatrienio. La cosa pública es de todos, y usted gobierna ciudadanos y ciudadanas, no miembros de un partido político. Ajústese a tiempos nuevos en que los dominicanos y dominicanas están empoderados de sus roles en la sociedad y quieren participar activamente del destino de la república. La época de los caudillos y los “papás” pasó.
  13. No endeude más al país. Repajile a los coyotes del FMI, esos sepulcros blanqueados, esos buitres. Como usted, creo que la exportación es una vía inteligente (entre muchas otras) para generar divisas y fortalecer nuestra moneda. Pero, ¿qué tal si en lugar de malangas (o además de ellas) exportáramos microchips, pantallas planas, controles de PlaySation, medicinas? ¿O es que aquí para lo único que damos es para fumigar arroz? Yo no creo. Salgamos de esta deuda colosal que solo ha servido para que los funcionarios del PLD se construyan torres, se compren carros y funden compañías transnacionales.
  14. No se refiera a su pene. En la medida de lo posible, por favor. Y no lo compare con una yuca.
  15. Ceda su turno. Esta sí que es difícil. A ver: yo le pido, en nombre de toda la ciudadanía, que no permita que su cohorte piense que “llegó el turno del PRD”. No permita, por Dios, si es que usted cree en seres sobrenaturales, que esto se convierta en un quítate tú pa ponerme yo. No permita que el PRD llegue al poder pensando que le toca a ellos ahora hacer fiesta. No hay tal fiesta, solo ruinas, devastación social y económica, desgaste moral, pérdida de rumbo. Entren al poder con solemnidad, con el semblante sombrío de los que deben enfrentarse a desafíos descomunales sin posibilidad de recompensa, con el talante de hombres y mujeres que vinieron a joderse, a dejar el pellejo, con verdaderas ganas de sacrificarse.

Sé que muchos de mis lectores tienen que estar malos de la risa con esto último, pero no importa. Quizá también usted está doblado por la mitad riéndose. Tampoco importa.

Lo cierto es que este país necesita un líder lo suficientemente loco como para renunciar a prebendas, distribuir y compartir su poder, perseguir a sus amigos cuando sus amigos se apropian de lo que no es de ellos y defender posturas justas, aunque lo debiliten frente a su partido… Lo suficientemente loco como para aceptar terminar peor, económicamente, de cómo empezó.

¿Se siente cualificado para el reto? Fracasar, en este caso, es confirmar que usted no es fundamentalmente distinto de Leonel, y que el PRD es, esencialmente, la misma criatura que el PLD. Pero eso pronto lo sabremos.

Sin más,

Pedro Cabiya







Tomado de <a href=” http://cabiyawriter.wordpress.com/2012/04/16/carta-abierta-a-hipolito-mejia/”> cabiyawriter.Wordpress.com</a>


jueves, 19 de abril de 2012

Suenan confusos tambores

José Carlos García Fajardo*

Siempre la misma historia, el mal uso de las palabras: Judío, hebreo e israelita son sinónimos. Israelíes son los ciudadanos del Estado de Israel. En el Estado de Israel –que algunos se empeñan en denominar “judío”- viven israelíes: unos son judíos y otros no. Los israelíes judíos, unos son de extrema derecha, ortodoxos llenos de privilegios (no pagan impuestos, quienes estudian en escuelas rabínicas no hacen servicio militar, y tratan de imponer sus tradiciones) y otros son israelíes judíos progresistas, de izquierdas, liberales y cosmopolitas. Otros, judíos israelíes agnósticos o ateos e israelíes árabes, musulmanes, cristianos o drusos.
El Partido en el gobierno es el Likud, presidido por Netanyahu, que se alía con facciones ultraderechistas del Parlamento: Shas (judío ortodoxo) e Yisrael Beytenu, “Israel nuestra casa”. Pero quien se considera orto-doxo excluye a otros como hetero-doxos; olvidando que hetero no es sinónimo de hereje sino que significa otra opinión, actitud o conducta. El Rabí Jesús de Nazaret fue judío heterodoxo. No cabe hablar de antisemitismo alguno, sino de “reconocer el derecho de los palestinos a vivir libre de amenazas dentro de fronteras seguras y reconocidas”(Resolución 242 del Consejo de Seguridad de la ONU, 1967).
El gobierno de Israel califica de “antisemita” a cualquier gentil que discrepe de su política belicista. Si el que opina es judío, éste “se odia a sí mismo”. Razonamiento tan falso como la pretendida superioridad de la raza aria.
Existen famosos escritores, poetas, artistas, periodistas judíos e israelíes que no comparten las ideas ni las actuaciones excluyentes del Likud y que se oponen a la vergüenza de ese muro que discrimina a palestinos en sus propias tierras. Como encerrados en “guetos palestinos”. ¿No es una proyección sarcástica? Judíos israelíes que denuncian la ocupación de tierras de los palestinos, en las que se asientan colonos integristas y excluyentes. ¿No era algo parecido a lo que hicieron los nazis encerrando en guetos a judíos polacos, alemanes, austríacos, checos y ucranianos? ¿No fueron enviados al exilio millones de palestinos cuyas casas, tierras y medios de vida se hicieron imposibles por la intolerancia de las milicias que formaron la Haganah, brazo armado de la Agencia judía responsable de atraer judíos a Israel? Recordemos la actividad terrorista del Irgun y de Stern Gang, de cuyas filas surgirían Yigal Alon, Moshe Dayan, Isaac Rabin, Menahen Begin. Cuando preguntaron a Golda Meier por los derechos del pueblo palestino respondió: “¿Qué pueblo? No hay más pueblo que el judío”.
Existe un lobby judío que actúa en muchos países y gobiernos. Nada que objetar mientras respeten las reglas de la democracia. Pero no es conforme a derecho la prepotencia del gobierno israelí y su acoso y matanzas en Deir Yassin en donde Irgun asesinó a todos los habitantes (1948). Muchos judíos padecieron en los campos de exterminio nazis, pero también gitanos, comunistas, homosexuales, socialistas y discapacitados. Nadie podrá ignorar ni negar el Holocausto, pero no podemos permitir el exterminio del pueblo palestino.
Ni es admisible que posean ojivas nucleares sin control de las instituciones internacionales (AIEA). Actúan como los pakistaníes o los coreanos del norte con sus bombas nucleares. ¿Con qué autoridad amenazan con atacar al pueblo iraní porque sus dirigentes desarrollen energía nuclear para fines industriales cuando los israelíes la han utilizado para bombas nucleares?
Escribo como persona que admira la historia del pueblo de Israel sin ignorar sus páginas negras, como las tienen los demás pueblos, culturas y civilizaciones. ¿Que se consideran “el pueblo elegido”? Allá ellos con sus historias pero no podemos tolerar que excluyan a los demás como goyim. Entre tantas razones para respetarlos, los admiro porque en su seno ha vivido el Rabí Jesús de Nazaret. En ese sentido yo también soy judío (hasta podría llevar sangre judía, pero no acepto servidumbres de raza, género, lengua o color). También me reconozco del pueblo cristiano y de su cultura pero no acepto a ese enclave ideológico con “sede” en el Vaticano. Y me sé griego y romano, como me sé árabe y musulmán. ¿Cómo si no hubiera podido escribir estas líneas y expresar mi pensamiento? Nunca podré ser “antisemita” porque eso es una barbaridad sin sentido. Pero puedo discrepar de formas de sionismo excluyente y prepotente porque me sé ciudadano del mundo y nunca he hecho acepción de personas. Si me viene corta la nacionalidad española y aún esta pobre caricatura “europea”, ¿cómo no voy a reconocer la dignidad de todo ser humano en un planeta que nos estamos cargando por nuestra insensatez suicida? Vivan en paz, como fruto de la justicia, los ciudadanos del mundo y acabemos con esta explotación de unos seres por otros, con el hambre, con las guerras, con la explosión demográfica y construyamos todos juntos otro mundo más justo y solidario.
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*Profesor Emérito de la Universidad Complutense de Madrid (UCM).

ARSENIO UREÑA Y LO QUE ES UN AMIGO

Por: Ramón Antonio Negro Veras
INTRODUCCION 
El ser humano acciona impulsado por alguna motivación; no manifiesta su voluntad si no hay algo que la motorice para ponerla en tensión.
Necesariamente tiene que ocurrir un hecho para que el hombre o la mujer hagan brotar de su cerebro las ideas que han de servirle de base de sustentación a lo que procura escribir, o las palabras que ha de sacar de lo más profundo de su garganta.
Con lo anterior he querido significar que el escrito que desarrollo a continuación no me ha surgido por un querer hacerlo, sino porque me he sentido impulsado, en este preciso momento por el hecho lamentable que se ha apoderado de mi pensamiento, de mi conciencia y ha tocado las fibras más sensibles que conforman mi comportamiento humano. 
I. COMPORTAMIENTO Y MEDIO CIRCUNDANTE
El contenido de la época, el medio circundante  y el ordenamiento social vigente en una sociedad determinada, ejercen marcada influencia en la formación y comportamiento de toda una generación de hombres y mujeres nacidos y desarrollados en semejantes coyunturas de la vida política y económica de un país cualquiera. 
No hay que ser un sabihondo, sociólogo o cientista, para darse cuenta, por ejemplo, que tienen un comportamiento o actitud diferente ante la vida, las dominicanas y dominicanos nacidos durante todo el curso del régimen tiránico de Rafael Leonidas Trujillo Molina, que aquellos que han nacido con posterioridad a la desaparición física del tirano. 
Todos aquellos que hemos tenido la dicha de contar ahora con cincuenta y cinco o más años de edad, y siempre hemos vivido en la República Dominicana, tenemos una forma diferente de reaccionar ante los fenómenos sociales, que los jóvenes adultos menores de la citada edad.
No es que los que nacimos y nos desarrollamos en le curso del régimen trujillista somos mejores o peores que aquellos que llegaron a la vida después, sino que estamos formados de otra forma, con otros criterios de lo que es la dignidad, el decoro, la mentira, la lealtad, la solidaridad, el orgullo personal, respeto a la palabra dada, el sentido de la vergüenza y toda una serie de normas y principios que vienen a ser nuestro código de conducta, el guía de nuestro accionar en el medio social en que vivimos.
El hombre y la mujer de ayer son coherentes, se comportan con seriedad por la mañana, en la tarde y en la noche hasta que se duermen; no son amalgamas humanas convertidas en serios, sinvergüenzas, simuladores y farsantes. Son hombres y mujeres de una sola pieza, todo serio o todo corrompido. 
Para comprender la gran diferencia que se presenta entre el dominicano de ayer y el de hoy, basta con tomar como punto de referencia lo que es un amigo. 
II.- CONOCIDOS. AMISTADES Y AMIGOS 
En la sociedad dominicana de hoy no se distinguen las relaciones humanas que se dan entre el conocido, la simple amistad y el amigo. Aquí se juega con el concepto amigo como si fuera un vínculo cualquiera. 
Un conocido puede no tener ninguna ligazón con el que le conoce. Cuántas personas no conocen a famosos artistas, peloteros, políticos, escritores, poetas, dramaturgos, etc., con los cuales nada les une. Cualquiera figura mundial de renombre, afamado y distinguido, es posible que sea conocida por millones y millones de personas, que talvez solamente lo conocen en fotos o por canales de televisión. 
La amistad es una relación personal cordial, con expresión de cariño, distinción y cierta concordia. Personas que tienen relaciones de amistad se guardan cierto respeto y confianza. La amistad genera simpatía mutua, aprecio. Es posible mantener amistad con miles y miles de personas, no así tener miles y miles de amigos. 
El vínculo de lo que entraña ser amigo o amiga, es algo muy especial. Los amigos vienen a ser la prolongación de la persona de su amigo. Al amigo se le deposita absoluta confianza, afecto salido de lo más profundo del corazón. 
Entre los amigos se crea entre sí una unidad de devotos, de partidarios, camaradería y vínculos de sentimientos indestructibles. El amigo es un adicto a su otro amigo; hay entre amigos adhesión, solidaridad y ciega lealtad. En la unión entre amigos no hay posibilidad de crear fisuras. Los amigos se escogen ellos mismos entre sí, su relación es el resultado de un conocerse y estudiarse mutuamente. 
El error que hay hoy de confundir a los conocidos y a las amistades con los amigos, ha debilitado aquellos vínculos indestructibles que ayer fueron sagrados. 
Ese error que existe hoy de confundir a los conocidos y a las amistades, con los amigos, ha permitido que en este país se le llame amigo a cualquier farsante, sinvergüenza y desleal sin el más mínimo sentido de dignidad ni de decoro. “No se deshonra el nombre santo de amigo, dándolo a un hombre de poca o ninguna virtud”. 
III.- EL AMIGO DE HOY AQUI 
En la escala de valores de la sociedad dominicana actual, el concepto de la virtud en las personas se ha desnaturalizado como valor personal ético; no se toma en cuenta la valía del ser humano por los aportes a la sociedad, sino por los bienes materiales que puede haber acumulado sin importar los medios para alcanzarlos.
Lo ideal fuera que en el futuro se pudiera educar a la niñez dominicana en el sentido de apreciar en su real contenido la virtud como principal elemento del concepto ético. 
El criterio que se tenía antes en nuestro medio de lo que es un amigo, ya ha desaparecido en la conciencia de muchos de los que forman la actual generación, porque se ha llegado asumir la falsa idea de que un amigo es cualquier cosa. 
En la medida que se ha deteriorado la sociedad dominicana, en igual sentido se han ido haciendo añicos los valores que entrañaba ser amigo. Hoy a cualquier aparecido, o conocido de un día para otro, se bautiza como amigo, como si se llega a ser amigo por complicidades y diabluras que planifiquen dos o tres sinvergüenzas. 
Para un ser humano valorar lo que es el significado de amigo, debe tener conciencia de lo que es la lealtad, el querer, la solidaridad, la comprensión, y otros valores éticos que tienen contenido de categoría histórica. 
El agrietamiento hoy de la palabra amigo, ha generado en muchos de nuestra generación, de los que hoy estamos en la tercera edad o vienen cerca de ella, un más fuerte y sólido apego a nuestros amigos; nos sentimos más unidos, más compenetrados, hasta tratarnos como lo que somos: hermanos. 
Los verdaderos amigos no tenemos que darnos muchas explicaciones, nos conocemos muy bien. No tenemos que hacer juramentos para darle fuerza a nuestras exposiciones. Creemos en la palabra dada y eso nos basta; tampoco tenemos que estar juntos todos los días, el calor humano nos los transmitimos mentalmente a cada momento y mutuamente. 
Por ejemplo, tengo dos amigos que para llegar a pie a sus respectivas casas no me tomo más de cuarenta y cinco segundos. Sin embargo, muchas veces duro hasta dos años sin visitarles. Pero eso no limita, en lo absoluto, el cariño, respeto, distinción y admiración que les tengo a ambos. Ellos dos son parte de mis hermanos no biológicos, con los cuales tengo lazos de hermandad indestructibles. 
IV.- LOS AMIGOS Y LA EMIGRACION
Algunos fenómenos sociales, como la emigración, contribuyen a debilitar la afinidad entre los amigos. La salida del país de algunos de los míos hacia el extranjero, me separó de muchos de ellos, pero ha sido algo material, el cariño entrañable, la confianza, el sentido de fraternidad no se ha debilitado en lo más mínimo. Podemos dejar de vernos diez o veinte años, pero el día que nos encontramos nuevamente de nuestros corazones sale de inmediato la renovación de todos los sentimientos positivos que nos unen.
Desde que nos abrazamos comenzamos a recordar los momentos pasados, las aventuras en la escuela primaria, intermedia y secundaria; las actividades deportivas en común, las cherchas nocturnas, en fin, la emigración no ha limitado en nada la franqueza, la confianza que iniciamos al comienzo de las mutuas relaciones fraternas que todavía hoy se conservan inalterables. 
Me siento el hombre más feliz de la tierra cuando me encuentro con uno cualquiera de mis amigos de siempre, con esos que son de una sola pieza, sin dobleces, de una sola cara y un solo corazón.
He tenido la dicha de tener amigos de todos los sectores, capas y clases sociales; de distintas preferencias sexuales y criterios políticos, ideológicos y religiosos. Mis amigos no son buenos ni malos, son mis amigos, sin importar sus defectos y virtudes; de las críticas si puedo defenderlos, los defiendo; si no puedo, no permito en mi presencia ataques a su conducta. 
En algunos momentos de mi vida se me ha presentado el conflicto de ante dos de mis amigos, uno de los dos ha lesionado al otro; he procedido sopesando de qué lado está la razón; me inclino abiertamente al lado de aquel que, en justicia, considero la víctima, sin quitarle mis afectos y cariño sincero al que ha faltado.

V.- LOS AMIGOS Y SU CODIGO 
En las relaciones entre sí los amigos deben tener un código no escrito de comportamiento, una reglamentación en el trato que haga posible el mantenimiento fraterno de los vínculos con el tiempo: la comprensión, la fidelidad, la lealtad, la solidaridad, la unidad en la diversidad, crítica constructiva y franqueza. 
No puede generar confianza el amigo que no da demostración real de lealtad, adhesión, cumplimiento y veracidad probada. Es extraña entre amigos la palabra engaño, trampa, mentira, traición, deslealtad y perversidad. 
El sentido de ser amigo va acompañado de nexos, vinculación, cariño sano, inclinación mutua y entrega total. Las relaciones entre los amigos deben de ser comunes, no se conciben de un solo lado. 
VI.- EL CASO JORDI Y MIS AMIGOS 
Un hecho me ha servido a mí, en estos últimos años de mi vida, para conocer a fondo la esencia de los puntos que unen a los amigos puros, a los verdaderos, a los de siempre. Veamos. 
A raíz de la tentativa de asesinato contra mi hijo Jordi, conocidos, amistades y amigos manifestaron total solidaridad para con Jordi, mi familia y conmigo. Luego de transcurridos unos días de la acción criminal, la persona que encargó y pagó para llevar a cabo el crimen contra Jordi, financió una campaña para confundir a los investigadores, y también a la opinión pública con relación a la real motivación para que se ejecutara el crimen. 
Ante esa campaña sucia, perversa y malvada contra mi, mi familia y Jordi, desarrollada por medios de comunicación escritos, radiales y televisivos, muchos de mis conocidos y amistades dieron crédito a los infundios, pero mis amigos rechazaron de plano las especies y conjeturas pagadas puestas a circular por los asesinos, por órgano de sus cómplices pagados y sicarios morales. 
Ante el bombardeo mediático pagado, mis amigos se mantuvieron firmes, no dieron cabida a la difamación, a los perversos que estando Jordi al borde de la muerte, y mi familia y yo en permanente estado de desesperación, procuraban pisotear de burla la sangre derramada por Jordi, mis lagrimas de dolor y burlarse de la aflicción que dominaba a mi familia entera. 
Desde el momento que fui informado de la reunión que se había hecho, y el dinero pagado para la labor difamatoria, sabía que a ninguno de mis amigos debía de darles explicación alguna; ellos confiaban, se inclinaban reverentes ante las informaciones que yo les aportaba de todo el curso de las investigaciones.
Ese hecho de la campaña sucia con motivo del Caso Jordi, dialécticamente me permitió, primero, sacar de mí círculo a personas con las cuales no debía de ocupar mi tiempo ni con un saludo, y segundo, fortaleció e hizo más y más estrechos los vínculos que me unen a mis amigos que no se doblan, son hombres y mujeres de acero. 
VII.- ELIMINAR A LOS NOCIVOS 
Sin proponérselo, muchas veces ocurren cosas que hacen posible ponernos a prueba, pasar balance a esas relaciones que se dan en el medio social identificadas de conocidos, amistades y amigos. Esos hechos se presentan, en determinadas circunstancias, como coladores, filtros, destiladores, tamices, cedazos, como horneros. 
Desde que supe de la campaña sucia pagada, y de los conocidos y amistades que dieron cabida a los infundios, mentalmente tomé en mis manos un colador y por él puse a circular a muchos que me di cuenta que no valía la pena que yo les dispensara un saludo, ni una mirada de respeto y cariño. Fueron borrados de mi mente, sin pena ni rencores. Pura y simplemente, ignoro su existencia. 
Así se nos presenta la realidad de la vida en sociedad. A lo mejor si no ocurre el caso de mi hijo Jordi, todavía hoy yo mantuviera relaciones de amistad con personas que nunca merecieron de mi no más que la indiferencia o el desprecio. 
A mis hijos les digo que deben siempre valorar a sus buenos amigos, que deben quererlos, ser solidarios, y hacerles y recibir críticas constructivas. Por cierto que, no obstante la edad que me separa de los amigos de mis hijos, con la mayoría mantengo fraternas relaciones cultivadas desde que estuvieron en escuelas y universidades.
VIII.- LOS AMIGOS Y SU ENCUENTRO 
Los amigos no salen a buscarse, el encuentro casi siempre se da en forma accidental entre dos personas que a lo mejor nunca se han visto físicamente. 
El hecho que motiva la primera comunicación entre los futuros amigos puede ser de diferente naturaleza y en los escenarios más variados: un estadio de pelota, una funeraria, un centro escolar, universitario, en fin, ambos cruzando una calle o avenida en vehículos o como peatones. 
No hay nada predeterminado para que los hoy amigos puedan    decir mañana que, ayer, se pusieron de acuerdo para ambos estar a la hora y lugar que se comunicaron por primera vez. 
La realidad es que los amigos dan inicio a los vínculos de fraternidad en un determinado momento, pero no saben cuándo se van a separar, si por diferencias, disgustos o por la muerte de uno o de ambos a la vez. 
Manuel Arsenio Ureña
IX. LA MOTIVACION DE ESTE ESCRITO: LA PARTIDA DE ARSENIO UREÑA 
Es posible que algunas personas de aquellas que tengan la posibilidad de leer este escrito, se hagan la pregunta ¿qué ha impulsado a Negro Veras a escribir este artículo, se siente frustrado por algo que le hizo un amigo, ha sido víctima de una traición comprobada recientemente, en fin, se siente Negro Veras decepcionado de cómo se ha ido deteriorando el sentido de la amistad en nuestro medio social?

Quiero aclarar que ninguna de las anteriores interrogantes me ha motivado a exponer estas ideas relacionadas con los conocidos, las amistades y los amigos. La razón de este escrito resulta de lo siguiente:  
Por allá, por la década del cincuenta del siglo pasado, contando yo con diecinueve años de edad, trabajaba como mensajero en una farmacia de mi ciudad natal, Santiago; mis labores las realizaba en horario de ocho de la mañana a doce del mediodía, y de dos a seis de la tarde.  
Una vez concluía mis labores en la farmacia me trasladaba a mi hogar, cenaba y de inmediato me marchaba hacia la Academia Santiago, donde realizaba estudios comerciales, desde las siete hasta las diez de la noche, de lunes a viernes.
Una tarde, en la farmacia fui encargado de llevar una medicina a una casa ubicada en la acera suroeste de la esquina formada por las calles 16 de Agosto y Avenida Valerio de Santiago.
Frente a frente a la casa donde debía de entregar la medicina, pero en la esquina noroeste, estaba ubicado el almacén identificado con el nombre de J. Toribio Ureña, y ahí trabajaba un jovencito de color blanco, pelo lacio, algo tímido, que por su forma de hablar me di cuenta que tenía origen rural y no hacía mucho que había llegado a Santiago.

Establecí comunicación con el jovencito, le di mí nombre y él me dio el suyo: “Arsenio Ureña, y trabajo en este almacén que es propiedad de un pariente mío”. 
Desde ese encuentro Arsenio y yo nos comenzamos a tratar. Con el tiempo me fui a la universidad, y Arsenio pasó de ser empleado a tener su propio negocio.
Nos mantuvimos siempre en comunicación fraterna, aunque por actividades laborales muy diferentes –él empresario y yo abogado-, no siempre estábamos juntos, pero cuantas veces nos encontrábamos, compartíamos con toda franqueza y cariño.
Siempre le manifestaba a Arsenio, mi satisfacción por el progreso económico que había logrado con su propio esfuerzo. Desde muy joven fue un trabajador incansable, y muy consecuente con sus trabajadores.
En su oportunidad, Arsenio y yo residíamos uno al lado del otro, separados por una pared, lo que nos permitió ser además de amigos, vecinos.
Cuantas veces Arsenio me confiaba un nuevo proyecto empresarial suyo le felicitaba y animaba para que continuara siendo el hombre emprendedor y de éxitos. El tuvo la dicha de tener en su esposa Camelia, a una gran compañera, unidos levantar una bonita familia.
No olvido que el mismo día 2 de junio de 2010, cuando mi hijo Jordi fue víctima de una tentativa de asesinato, Arsenio se presentó a la clínica ante mí, me dio un fuerte abrazo, y al oído me dijo: “Negro, tengo para ti todo el dinero que necesites para salvarle la vida a tu hijo”. Le dí las gracias, me sentí como si hubiera aceptado su acto de solidaridad. 
Los gestos de solidaridad y desprendimiento formaron parte del comportamiento de Arsenio, siempre dispuesto a extenderle la mano a quien precisara ayuda. 
En los últimos tiempos, cuando nos encontrábamos, Arsenio siempre me decía: “Negro, voy a ir a tu casa a sacarte amarrado para que me acompañes en el campito de Los Montones”. 
Precisamente, el sábado 14 de enero del año en curso 2012, aceptando las reiteradas invitaciones de Arsenio,  en compañía de mi hijo Ho-Chi Ernesto, me trasladé a Los Montones a la acogedora casa de la familia Ureña Rodríguez.
En todo el curso del encuentro en Los Montones, los presentes, amigos todos de Arsenio y su familia, pasamos un día sumamente agradable, inolvidable. Arsenio departió con los asistentes a todo dar. 
Pero la vida cambia, a veces, en un santiamén, y del recuerdo de un momento de alegría, en un instante llega la noticia triste, y ahora así me ha ocurrido a mí.
Todavía tenía presente el momento feliz que había disfrutado con Arsenio, sus familiares y amigos comunes. Pero en el mes de marzo del presente año recibí la infausta noticia de que mi amigo Arsenio, estaba afectado en su salud, que había sido trasladado a tratamientos médicos hacia los Estados Unidos de Norteamérica. Hice contacto con Juan Manuel, uno de sus hijos, para saber el estado en que se encontraba su padre. A su regreso al país, seguí en forma permanente informándome de cómo seguía Arsenio. 
El día trece (13) del mes de abril de 2012, me informé, por medio de uno de mis hijos, que mi amigo Arsenio, continuaba muy enfermo. Esta noticia me motivó a dirigirle a Arsenio, una carta con el siguiente contenido:
Santiago de los Caballeros
13 de abril de 2012 
Señor
Manuel Arsenio Ureña
Sus manos
Mí amigo Arsenio:
Me siento sumamente bien porque tengo calidad para dirigirme a ti y decirte: amigo. 
Ciertamente, nuestros lazos de amistad comenzamos a cultivarlos por allá, a mediados de la década del cincuenta del siglo pasado, cuando nos conocimos, tú recién llegado de La Sierra, y laborando en la J. Toribio Ureña, un pequeño almacén ubicado en la acera oeste de la esquina formada por las calles 16 de Agosto y Avenida Valerio de esta ciudad de Santiago. Para esa misma época yo trabajaba como mensajero de una farmacia.
Recuerdo que luego, con tu esfuerzo y laboriosidad, instalaste tu propio negocio en la Avenida Valerio, entre las calles Eladio Victoria y Máximo Gómez.
Arsenio, lo que menos yo suponía era que llegarías a ser mi vecino, en la calle Salvador Cucurullo No.151, casi esquina Colón, a raíz de tu matrimonio con tu eterna compañera Camelia.
Para más fortalecerse nuestra amistad, por feliz casualidad nuestros hijos estudiaron juntos los primeros años.
Arsenio, siempre te he dicho que tú eres de mis líderes empresariales de Santiago. Admiro en ti tu decisión de emprender nuevos centros de producción generadores de empleos. Esto ha impulsado respeto y admiración hacia ti en lo mejor de la sociedad dominicana que ve en ti un hombre de bien, un gran ser humano dispuesto a extenderle la mano solidaria a quien precise de ella. 
En otro orden, sé que comprendiste lo agradable que fue para mí compartir contigo, tu familia y decenas de amigos comunes en tu acogedora casa de Los Montones, el día sábado 14 de enero del año en curso 2012. Me sentí ese día un hombre feliz al verte a ti, contento, pelándoles naranjas a tus invitados. En ese instante me remonté a la época cuando nos conocimos, tú y yo en plena juventud, y ya hoy somos miembros del Club de la Tercera Edad. 
De la visita a Los Montones quedé tan vivamente emocionado que recientemente le dije a nuestro común amigo, el Ingeniero José Israel Cuello, que organizáramos contigo y Camelia un nuevo encuentro en la casa de campo de ustedes. 
Por medio de tu hijo Juan Manuel, le he dado seguimiento a tu estado de salud. Sé que tú vas a superar tu quebranto; tú mereces vivir muuuuuuchos años para satisfacción de todos los que te admiramos y queremos. 
Arsenio, aprovecho la ocasión para decirte que me he motivado escribirte estas líneas como reiteración de mis afectos y distinción hacia ti. Nuestros vínculos de amistad se han solidificado con el transcurso de más de cincuenta y cinco años, y así será por siempre. Con mucho cariño, mucha salud y afectos para ti. Muy atentamente, Ramón Antonio Negro Veras.      
Después supe que Arsenio, se había sentido muy contento con lo que le había expuesto en mi carta. 
Debo confesar que después del fallecimiento de mi compañera Carmen, víctima de un cáncer terrible, se me ha hecho muy duro, anímicamente, ver a un ser querido postrado en una cama sufriendo de esa enfermedad.
Puedo decir que la vida me ha puesto a prueba en los ángulos de la alegría y la tristeza. Muchas veces ella me enseña la parte fea de la existencia del ser humano, porque me ha hecho pasar momentos amargos, ácidos, de crueldad, siento que en estos momentos me ha tratado sin compasión ni misericordia. Hoy recibí la fatídica noticia de que mi entrañable amigo, Arsenio Ureña, ha fallecido.
Con la partida de Arsenio, el país pierde a un gran ser humano, a un gran hombre, sumamente generoso, solidario, laborioso, emprendedor.
Todos aquellos que tuvimos la dicha de conocer, compartir y valorar en vida a Arsenio Ureña, debemos de sentirnos honrados de haber contado en nuestro medio social con un hombre de su sensibilidad, comprensión, delicadeza, que durante toda su existencia supo transmitir cariño, paz y alegría a los demás. 

De mi parte, hoy, ante la ida de Arsenio, me limito a decirle desde aquí, el planeta tierra, que le recordaré siempre con el mismo cariño, admiración y respeto, orgulloso de poder llamarle mi amigo.

martes, 17 de abril de 2012

¿“Desagravio” o frenético agravio?

Entre Usted y yo

Por Rafael Calderón*

El prolongado ejercicio inescrupuloso del poder y la cercanía de su hora final en el mando ha acabado por completo con la cordura del doctor Leonel Fernández y, por vía de consecuencia, del partido de su propiedad, de los congresistas de su propiedad, de los diplomáticos de su propiedad, de la prensa de su propiedad y de sus seguidores.
Aunque el doctor Fernández se cuida de no aparecer -casi siempre sale de viaje- cuando su gobierno protagoniza acciones descabelladas, no podrá librarse del juicio de la historia. Y en los capítulos que contengan los desaciertos de su régimen el “desagravio” al presidente Barack Obama y la “conspiración” de Pepe Goico aparecerán como la mayor imprudencia y la mayor ridiculez cometidas en el campo internacional.
No cabe duda de que la cercanía del 20 de mayo tiene a Leonel y los suyos en estado de frenesí. Eso explica el arrebato con que fue anunciado el supuesto “desagravio” por el presidente del senado, Reynaldo Pared Pérez. Además, indica que la alta dirigencia del PLD asume con atrevimiento increíble que el presidente Obama debe estar tan mareado por las alturas del poder como lo están ellos, razón que los puso a pensar que éste debe ofenderse si le recuerdan su origen ancestral.
Renegados como son los dirigentes peledeístas de su doctrina política y del componente negro que hay en la mezcla de razas que tenemos los dominicanos, Leonel no dudó en darle pa’lante, por boca de Pared Pérez, al pretendido “desagravio”, que, visto desde la perspectiva de la cordura, es un agravio frenético al continente de África, a los negros que estamos regados por el mundo y a los propios ancestros del mandatario criollo y sus vasallos.
Leonel Fernández y Reynaldo Pared Pérez
¿Y qué decir del mamotreto de rueda de prensa, sin derecho a preguntas por parte de los periodistas, para anunciar que Pepe Goico va a tumbar el gobierno de Haití? ¿Puede concebirse algo más ridículo que juntar en una mesa al canciller Carlos Morales Troncoso, al secretario de prensa del gobierno, a un par de embajadores y a un par de ministros de justicia para poner a los periodistas a escuchar una conversación trivial gravada de manera ilegal?
En las fotos publicadas del infeliz encuentro el patetismo de los rostros de los juntados era provocador de carcajadas tristes. Lo cierto es que a Leonel no lo conmueve nada, porque poner a tanta gente a hacer el ridículo es propio de una mente insensible.
Que yo sepa, es la primera vez que representantes de dos gobiernos son juntados para que hagan el ridículo público de anunciar al mundo de manera oficial que alguien está conspirando para derrocar a un presidente y a ese alguien, que no está en la clandestinidad, que tiene domicilio conocido y que camina a la vista de todos, no se le apresa y ni siquiera se le interroga para impedir que materialice el macabro plan que le atribuyen las autoridades.
¿Qué más nos harán ver de aquí al 20 de mayo los desaforados dirigentes del PLD, en su intento de impedir que el pueblo los desaloje del poder? Debemos prepararnos para cosas peores, pues de mentes asustadas, en estado febril, no puede salir nada bueno. Quienes se atreven a tirar una pará como la del “desagravio” al presidente Obama son capaces de cualquier cosa horrenda, guiados por su insano juicio.
Por hoy, me voy. Que Dios le llene de bendiciones, y se apiade de la República Dominicana.
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*Periodista dominicano radicado en Nueva York

A los padres: mis vivencias en el caso Jordi

Por: Ramón Antonio Negro Veras



En un ordenamiento social como el que predomina en nuestro país, la responsabilidad del padre o de la madre no se limita a la manutención, educación y formación de sus vástagos, sino que se extiende más allá de su niñez, juventud y adultez.

El deterioro que exhibe hoy la sociedad dominicana impone de parte de los padres mayor atención que ayer. Diferentes fenómenos nocivos han hecho acto de presencia en nuestro medio social. 

Por mucha preocupación que el o la cabeza de la familia manifieste ante sus descendientes, está expuesto a ver trastornado el seno familiar de un momento a otro. La dinámica de la vida dominicana de hoy hace vivir al padre y a la madre situaciones muy, pero muy difíciles.

Siempre viví con la creencia de que en todo lo relacionado con el comportamiento de mis hijos, no tendría ninguna clase de problemas que pudieran perturbarme porque sabía como se habían formado en el hogar, su actitud ante sus profesores, y la responsabilidad como habían asumido su forma de proceder en el medio social en el cual habían nacido y desarrollado. 

Siempre he dicho que mis hijos no son santos ni demonios, que por la orientación que recibieron en su hogar no pueden fallar en su comportamiento como hombres de bien, y cualquiera de ellos que se salga de los lineamientos de conducta que recibieron, de seguro que me va a tener de frente como hombre y como papá. Mis hijos saben que no tolero ninguna acción que vaya en contra de lo que ha sido el código de conducta familiar. 

Aquellas personas que conocen mi origen social están conscientes de que tengo un gran sentido de la dignidad, que no soy un hombre dado a la zalamería, a estar de carantoñero, halagador gratuito u obsequiso por oportunismo. 

Provengo de un hogar en el cual se me educó en honrar la palabra dada. Para mí la mentira, el cuento, el engaño, la falsedad, el artificio y la patraña no acompañan al ser humano sano, limpio y decente. 

He dicho, y así lo creo, que la vida me ha dado más de lo que le he pedido, pero también me ha puesto a prueba desde mi niñez hasta ahora, cuando ya me estoy moviendo dentro de los privilegiados de la llamada tercera edad. 

Solamente aquellos amigos, amigas y familiares cercanos saben que no me gusta recurrir a nadie para que me resuelva un problema, sin importar de la naturaleza que sea. A las personas de mi entera confianza las tengo para servirles, hacerles pasar momentos agradables, compartir sus alegrías y sus penas. La solidaridad es para mí un asunto de principio, de la esencia de mi concepción ideológica, la cual voy a sostener y practicar mientras forme parte del mundo de los vivos. 

Sin ceder en lo más mínimo en mi dignidad, predicamento,  decoro personal y político, en nombre de que la tentativa de asesinato contra mi hijo Jordi, no quedara en el aire, me he visto en el deber, como padre, de tocar la puerta de muchas instituciones del Estado dominicano, al frente de los cuales me he encontrado con funcionarios que me han recibido y escuchado con todo respeto, han hecho causa común con mi dolor, y en todo momento han mantenido extendida hacia mi la mano solidaria. 

Pero también he tocado otras puertas oficiales las cuales me han sido abiertas, pero en su interior me he encontrado con representantes que, aunque han simulado lamento por el caso de mi hijo, mío y de mi familia, nada hicieron para descubrir el caso, y hoy no han demostrado interés para que no se contamine. 

No estoy formado para acumular rencores, ni tengo espacio en mi corazón para guardar odios. A todos aquellos que han sido consecuentes y solidarios en el caso de mi hijo Jordi, los tengo en un lugar especial. A los difamadores los desprecio; aquellos que estando al frente de instituciones y órganos del Estado y se han comportado con simulación, fríos o indiferentes, no los censuro porque no han hecho otra cosa que reaccionar conforme a su conciencia o prejuiciados desde el punto de vista político. No olvido que he incidido en la vida política social del país accionando y exponiendo criterios que no son del agrado de los que se sienten mal ante aquellos que defienden con coherencia y firmeza sus ideas sin buscar nada material. 

Lamentablemente, el atentado contra mi hijo Jordi ha ocurrido en una coyuntura de la vida social y política del país en la cual muchas personas se han formado con la cultura de “nada es nada, todo es todo”, “no me importa lo de nadie si no me afecta a mí”, “más allá de mí y los míos, que entre el mar”. En sí, se ha perdido parte de aquel sentido de la solidaridad con la cual nos formamos la generalidad de los que nacimos hace cincuenta años o más. Pero, esa es la realidad, y las cosas son como son, y no de otra manera. 

Darle seguimiento al caso de mi hijo Jordi, es una responsabilidad mía como padre, la cual no me resulta difícil cumplir porque desde niño he estado inclinado en forma reverente ante la responsabilidades que me mande la vida, sin importar que sea en los estudios, en el trabajo o como simple ciudadano. 

Como todos los fenómenos sociales, la acción criminal contra mi hijo Jordi, ejecutada por una asociación criminal al servicio del crimen organizado en la modalidad de sicariato, la he asimilado con sentido dialéctico: el hecho doloroso, negativo, del atentado en la persona de Jordi, tiene su lado positivo porque ha servido para despertar la conciencia cívica del país, puso en tensión a las autoridades, se han profundizado los mecanismos de investigación ante la criminalidad organizada, y a mí familia y a mí, el Caso Jordi nos ha permitido saber dónde están nuestros amigos nacionales y extranjeros, y hasta qué punto llegan mis adversarios y los indolentes de esta sociedad.

Es posible que ni mis propios hijos tengan una idea de lo que ha significado para mí lo ocurrido a Jordi el día 2 de junio de 2010, al momento de llegar al Canal 25, en la ciudad de Santiago de los Caballeros, a cumplir con compromisos laborales como comentarista y analista de televisión, siendo atacado por un sicario integrante de una banda al servicio del crimen organizado. 

Me he dispuesto escribir estas experiencias vividas en el Caso Jordi, pensando principalmente en los padres y las madres que con su propio esfuerzo han levantado su familia. 

En verdad, no quisiera que ningún padre o madre se vea en la necesidad de transitar el tortuoso camino que me ha correspondido recorrer con una carga pesada encima de mi cuerpo y conciencia, con el convencimiento de que no puedo detenerme ni dar marcha atrás; debo continuar adelante sin pensarlo dos veces. La responsabilidad es mía, soy el escudo de mis hijos, y no permitiré que nadie me agreda a uno cualquiera de ellos. Estoy formado contra las injusticias y no las acepto contra ningún ser humano, sin importar que se ejecute contra uno de mis hijos, o un desconocido. 

En mi temperamento, en  mi formación personal, no caben los lamentos, las quejas, la tristeza, ni el desconsuelo. He vivido enamorado de la vida y de la libertad, y por ellas he luchado desde los primeros años de mi existencia; quiero morir alegre, gozoso, con el convencimiento del deber cumplido ante la sociedad, y con el asunto de mi hijo Jordi, no puedo manifestar gemidos ni nada de pesar. 

Los padres y las madres responsables deben vivir con la creencia firme de que en nombre de defender el honor y el respeto de sus hijos, no pueden escatimar esfuerzos. 

En mi vida me había visto en situaciones sumamente difíciles, ya en centros de torturas, en prisión o simplemente perseguido por cuestiones políticas, pero sabía en lo que estaba, y las consecuencias que entrañaban mi accionar ante los organismos represivos del Estado. Pero en el caso de mi hijo Jordi la situación ha sido totalmente diferente; a mis hijos siempre he tratado de mantenerlos al margen de mis compromisos políticos en el país y en el extranjero. 

Por mi mente nunca pasó la idea de que tuviera que valerme, depender de algo de mi interés del trabajo realizado por la Policía Nacional o el Ministerio Público, porque siempre fui un perseguido y atropellado por esos dos organismos del Estado dominicano. 

Pero hoy puedo decirlo con toda sinceridad, que el caso de mi hijo, me ha llevado a confiar en el trabajo de investigación de la Policía Nacional y la fiscalía de Santiago, para descubrir a los que quisieron asesinar a Jordi.  

Muchos de los altos oficiales de la Policía Nacional, y la Magistrada Yeni Berenice Reynoso, son testigos directos de los momentos amargos que he tenido que pasar desde el momento del atentado a Jordi, hasta ahora. 

No transcurrían dos horas en el día sin que me comunicara con uno cualquiera de los oficiales que se movían, en la capital y Santiago, atendiendo en forma permanente, en el proceso investigativo; ellos siempre estaban a mi alcance por teléfono o directamente cara a cara. 

Fruto de esa permanente comunicación, por su dedicación y profesionalidad para descubrir a los asesinos, con los oficiales policiales y agentes que trabajaron en el caso de mi hijo Jordi, he mantenido con ellos una comunicación y relación de distinción, respeto y sincero agradecimiento.   

En distintas oportunidades había dicho, por diferentes medios de comunicación, que la Policía Nacional tenía que ser totalmente cambiada, reteniendo de ella a los oficiales y clases que servían. 

Por feliz casualidad, en el caso de mi hijo Jordi, me tocó compartir en todo el proceso de investigación, con oficiales policiales que para mi representan esa parte a retener en el organismo policial al momento de llevar a cabo una total transformación.

Nunca olvidaré los momentos difíciles que viví en el curso del proceso previo al descubrimiento de los responsables de la tentativa de asesinato contra Jordi. El equipo designado por la jefatura de Polanco Gómez, para darle seguimiento al asunto, le dedicó horas y horas hasta llegar a feliz término, en unión con la fiscalía de Santiago, las pesquisas. 

He aprendido que a los seres humanos la vida puede cambiarle en un santiamén por un hecho que no es el resultado de un acto suyo, ni de uno de sus seres queridos, sino de un extraño al círculo familiar y de amistad. 

He expuesto el criterio anterior porque hasta el día 2 de junio de 2010, fecha de la tentativa de asesinato contra mi hijo Jordi Veras, mi vida la desarrollaba normalmente, sin más preocupaciones que aquellas que en el orden político y social han ocupado y seguirán ocupando mi atención durante todo el curso de mi existencia. 

Pero el atentado contra Jordi, ha motivado una completa transformación en el accionar de mi vida. Este acto criminal de que fue víctima mi hijo, cuando ya estoy rondando los setenta y cuatro años de edad, me ha obligado a comportarme, física y mentalmente, como si tuviera veinte años de edad, por las horas y horas que he tenido que dedicarle a la atención del caso desde el mismo instante que tuve conocimiento del mismo, y así será hasta que concluya con una sentencia irrevocable el asunto ante los tribunales. 

Angustia, aflicción, momentos amargos de todo tipo los pasé durante el tiempo que el atentado permaneció sin ser descubiertos los autores. Toda clase de conjeturas y perversidades se anidaron en los cerebros letrinos, y los difamadores y malvados pusieron a circular las más bajas y sucias argumentaciones con relación a las causas que habían motivado el hecho criminal frente a Jordi. 

Cuando hago referencia a los difamadores y malvados, pienso en aquellos que, precisamente en el instante que mi hijo Jordi se encontraba en el quirófano de una clínica en la ciudad de New York, mientras un equipo de médicos le limpiaba de su cara las partículas de la bala que le penetró por el pómulo izquierdo y le destruyó el huesillo que le sostenía su nariz, así como el nervio óptico del ojo derecho, en ese mismo momento un grupo de vagabundos y sinvergüenzas, estaban repartiéndose el dinero que habían recibido, de manos de quien pagó para asesinar a mi hijo, con el fin de confundir a los investigadores, contaminar la investigación y servirle de soporte a la campaña mediática que se inició el día 9 de junio de 2010, con espacios pagados en dos diarios de circulación nacional, uno matutino y otro vespertino.     

Hicieron su trabajo los sicarios morales que difundieron las mentiras contra Jordi y contra mí. En nuestro medio social, como bien lo dijo en su oportunidad el finado Profesor Juan Bosch, “el chisme es una industria”. 

Debo aclarar que no me he sentido mal con quien pagó la sucia campaña contra Jordi y contra mí, pero sí contra aquellos que decían ser mis amigos o me expresaban amistad. Pura y simplemente, tuvo más peso la mercancía dinero, que la falsa amistad que habían fingido tener hacia mí. 

El tiempo fue mi mejor aliado ante los difamadores. La realidad demostró que los infundios, las mentiras que organizaron y difundieron se estrellaron con los hechos una vez fueron descubiertos aquellos que planificaron y ejecutaron la tentativa de asesinato contra Jordi. Se comprobó que, como decía mi difunto amigo Onelio Espaillat Campos, “los hechos son los hechos y no se derriten”. 

Por encima de los canallas, pícaros y bribones, bandidos y sinvergüenzas, que haciendo el trabajo sucio de sicarios morales contra Jordi y contra mí, tengo fijo en mi memoria a lo mejor de nuestro pueblo que se volcó en solidaridad con Jordi y toda su familia. 

A los pocos segundos de Jordi resultar herido, tuvo a su lado a su compañero de trabajo Randi Ortiz, y a un joven que en ese momento caminaba por el lugar de los hechos –y que he llamado El Samaritano-, quien en compañía de Randi llegó hasta la clínica con mi hijo. 

Para mí y mi familia resultó un profundo respiro el efectivo trabajo de la fiscalía de Santiago, con la Magistrada Yeni Berenice Reynoso al frente y con la eficiente colaboración de la Jefatura del General Polanco Gómez, cuando finalmente fue descubierta la asociación de criminales que unificó criterios para asesinar a Jordi. 

En todo momento he reiterado mi agradecimiento y el de mi familia al Presidente de la República, doctor Leonel Fernández Reyna, por la solidaridad que me ha manifestado en el caso y su interés de que la tentativa de crimen contra Jordi fuera investigada y descubierta.  

No olvidemos que el crimen contra Jordi fue ejecutado por una compañía que tenía como principal operación comercial matar por encargo, de la cual formaban parte civiles y policías activos y retirados.

Pero mi calvario no ha terminado con el apresamiento, mantenimiento y envío a prisión de los que fraguaron y ejecutaron el acto criminal contra Jordi, sino que se ha mantenido. He tenido que continuar dándole seguimiento a todo el curso del proceso, moviéndome en diferentes escenarios para que el proceso no se detenga, no sea contaminado por los acusados y sus colaboradores pagados y cómplices gratuitos. 

Porque estoy convencido de los medios y recursos de que dispone la asociación de criminales que tienen por especialidad pagar para matar, y matar por encargo, es que, aún a costa de mi salud y tranquilidad espiritual, me mantengo en tensión, y así me voy a mantener mientras pueda pensar y actuar. No voy a escatimar ni mis horas de sueño ni mi reposo espiritual. 

Si en distintas oportunidad he puesto en riesgo mi vida y la de mi familia defendiendo la libertad y la seguridad de seres humanos a los cuales nada afectivo me liga, por qué no jugármela por mi hijo, mi familia y a la vez para que lo mejor de la sociedad dominicana no viva arrodillada ante el crimen organizado.  

Si el contenido de este escrito puede servirle de algo a los padres de familia del país, me siento bien.  

Con estas líneas he querido enviar un mensaje a los padres y a las madres para que sepan que en cualquier momento la criminalidad puede llegar a su hogar y trastornarle la tranquilidad espiritual, por un hecho ocurrido con independencia de la voluntad del círculo familiar.

PENSAMIENTO DEL DÍA

"Un ejército de ciervos dirigido por un leon es mucho mas temible que un ejército de leones mandado por un ciervo". Plutarco