viernes, 30 de diciembre de 2011

En el corazón negro del Ártico

Varias potencias se disputan el control de estos recursos


La temperatura en el océano Ártico aumenta tres veces más rápido que en el resto del planeta y acelera el derretimiento de los casquetes polares de la región, amenazando el ecosistema y la forma de vida de los pobladores de la zona.
Sin embargo, el deshielo ha abierto nuevas rutas marítimas bajo las cuales se hallan sumergidos enormes depósitos de petróleo y gas, además de reservas de oro, diamantes, hierro o níquel que muchas potencias están ávidas de explotar. La pugna por el control de las rutas y de los recursos ha comenzado con numerosas reivindicaciones de soberanía del territorio por parte de los siete países ribereños.
Los yacimientos petrolíferos del Ártico podrían albergar unos 238.000 millones de barriles de crudo, o incluso el doble, según expertos. El planeta consume unos 30.000 millones de barriles al año, según la International Energy Agency. La explotación de estas reservas sería suficiente para cubrir el consumo mundial de petróleo durante 8 años. Contaba el Financial Times que el Ártico podría tener el 13% de las reservas mundiales de petróleo aún no descubiertas.
Además, el Ártico contiene tantas reservas de gas natural como todas las conocidas hasta ahora en Rusia, principal proveedor de Europa, según el Instituto de Investigaciones Geológicas de Estados Unidos.
“El Norte es una nueva frontera, con nuevas riquezas; sabíamos hace tiempo que aquí hay recursos inmensos, pero ahora se aprecian grandes cambios y se abren nuevas oportunidades de negocio”, explica Randy Gillespie, director de investigación del Instituto Marino de Terranova, Canadá. El motivo de la discordia gira ahora en torno a la delimitación de esas fronteras.
Varias potencias se disputan el control de estos recursos, entre las que se encuentran Rusia, Estados Unidos o Canadá, pero también Dinamarca y Noruega. Todas ellas, salvo Rusia, pertenecen a la OTAN, lo que puede abrir conflictos dentro de la alianza. El primer objetivo sería controlar las rutas de paso que atraviesan la región ártica. En septiembre de 2007, la Agencia Europea del Espacio confirmó que la ruta más directa entre los océanos Atlántico y Pacífico a través del legendario Pasaje del Noroeste había quedado abierta por primera vez desde que se comenzó a observar la zona hace 20 años. Esta vía discurre por territorio canadiense, a través de un archipiélago localizado al norte del país. Estados Unidos, la Unión Europea y Rusia lo consideran aguas internacionales, y Dinamarca una prolongación de Groenlandia. El gobierno de Ottawa se ha apresurado a reclamar la soberanía de la zona, argumentando que se trata de un paso interior. Así, un barco extranjero sólo podría navegar por el Pasaje del Noroeste con el beneplácito de Canadá.
“La dificultad de establecer una propiedad sobre estos territorios estriba en que el Ártico, a diferencia de la Antártida, que es un continente, es un océano helado, sujeto al régimen de las aguas”, apunta Antonio Remiro, catedrático de Derecho Internacional de la Universidad Autónoma de Madrid. Ninguna nación está dispuesta a perder un tren que podría granjearle jugosos beneficios y buscan adjudicarse la soberanía del Ártico mediante medidas de presión. Hace cuatro años, Rusia envió a una expedición de científicos a bordo de dos pequeños batiscafos para explorar el lecho del océano con el objetivo de confirmar la existencia de una vasta cordillera submarina que resultaba ser la prolongación geológica del territorio ruso. Los científicos colocaron una cápsula de titanio con una bandera rusa en su interior, como medida simbólica que advirtiera de que ese pedazo de tierra a 4.200 metros de profundidad les pertenecía. Por otro lado, un portavoz de la OTAN declaró que la organización estaba dispuesta a proteger a los barcos y puertos involucrados en el transporte de petróleo y gas en la zona. La decisión podría enfrentar a los países de la alianza involucrados, o a ésta con Rusia.
Mientras los gobiernos no expresen una voluntad firme por disminuir la dependencia del petróleo y abrir paso a las energías renovables mediante medidas que ratifiquen el compromiso por combatir el cambio climático, como el fracasado protocolo de Kioto o las infructuosas Cumbres del Clima, las grandes potencias continuarán destruyendo el planeta. Y continuará el expolio de regiones vírgenes en busca del preciado oro negro. Hoy por hoy, la lucha por controlar los recursos de la región ártica se antoja como uno de los grandes conflictos geopolíticos del siglo XXI.

Víctor Martínez González

jueves, 29 de diciembre de 2011

Políticas de austeridad contra los derechos humanos

Xavier Caño Tamayo*

En Grecia, los suicidios han aumentado el último año un 40%. Antes de la austeridad que ha arrojado a la pobreza e incertidumbre a millones de personas, Grecia era el país europeo con menor índice de suicidios: 2,8 por cada 10.000 habitantes. Hoy, ese porcentaje se ha doblado y es el más alto de Europa. Deudas que no se pueden pagar, falta de trabajo, temor a perderlo, pobreza… están en el origen de tan brutal aumento. La austeridad mata.
En Barcelona, bajo el paraguas de la austeridad, se ha dado un caso muy significativo. Una mujer de 65 años acude a urgencias de un hospital comarcal a las cinco de la madrugada. Le diagnostican derrame cerebral. La envían a otro hospital con más medios. Pruebas y diagnóstico más preciso: la han de operar ya. Pero el quirófano está cerrado por la austeridad impuesta para ahorrar por el gobierno autónomo catalán. Envían a la mujer a un tercer hospital. Pero los quirófanos están cerrados por la tarde por la misma austeridad presupuestaria. Operarán a la mañana siguiente. Pero por la mañana no disponen de medios suficientes y envían a la mujer con derrame cerebral a un cuarto hospital donde por fin la operan a las once y media de la noche. Cuarenta y tres horas después de haber acudido a urgencias. La mujer muere.
Los recortes presupuestarios para reducir el déficit, la austeridad, tal como ha denunciado la Federación de Defensa de la Sanidad Pública de España, significan supresión de pruebas diagnósticas o largas esperas para las mismas (analíticas, radiológicas, de laboratorio…), así como escandalosas demoras para ser intervenidos quirúrgicamente los pacientes que lo necesitan; cierre de quirófanos, cierre de plantas hospitalarias, reducción de camas, reducción de personal sanitario… Un grave deterioro de la asistencia sanitaria pública. Del derecho a la salud.
Cambiemos de escenario. En una ciudad española hay en la calle una larga cola de hombres y mujeres esperando. Hacen cola ante la sede de una organización asistencial que les dará un paquete con comida para una semana. No son habituales indigentes urbanos ni personas sin techo, tampoco drogadictos ni alcohólicos. Solo personas que han perdido su trabajo. Es la cola de la pobreza. En otras muchas ciudades españolas y europeas, esas colas del hambre han crecido el último año.
Son consecuencias reales de la austeridad a toda costa para reducir los déficits de cuentas públicas. Como también lo es que en Europa se consolide la existencia de 116 millones de pobres; un escandaloso índice del 23%. O que haya más de 22 millones de parados y esa cifra no se reduzca ni un ápice.
La austeridad implacable en la Unión Europea, por ejemplo, supone que en España más de un millón seiscientas mil personas no reciban prestación por desempleo, subsidio ni ayuda alguna: llevan mucho tiempo sin trabajo y ya no tienen derecho a nada. O que aumenten los nuevos pobres, como los denominan Cruz Roja y Cáritas. Personas que no son de familias desestructuradas ni sufren alcoholismo o drogadicción. Personas que han perdido el trabajo, su medio de vida. No pueden alimentarse adecuadamente ni mantener la casa caliente en invierno, tampoco comprar ropa de abrigo ni pagar el alquiler o el recibo de la luz… Nuevos pobres. Según la Organización Mundial de la Salud, la pobreza genera mala salud y muchas más posibilidades de enfermedad y muerte.
Al Capone
Y hablando de los crímenes de inducción a la pobreza, enfermedad y muerte, los Nobel de economía Stiglitz y Akerlof repiten una y otra vez que no saldremos de la crisis si sus causantes no están en la cárcel. Denuncian que los responsables del desastre económico y social ni siquiera han sido investigados por sus tropelías.
Los responsables de la crisis y de imponer austeridad caiga quien caiga son responsables de delitos. Porque perjudican gravemente a millones de personas, violando sus derechos. Por crímenes económicos contra la humanidad. En los países desarrollados, en los emergentes y en los empobrecidos. Porque han consagrado como intocable que el beneficio económico (su beneficio) está por encima de todo. Y todo vale para lograr ese beneficio. Igual que hacían Al Capone, Lucky Luciano, Frank Costello, Bonanno, Meyer Lansky o Albert Anastasia. De la misma calaña.
Es tiempo de empezar a pedir responsabilidad penal a los responsables de la crisis, a sus cómplices y a quienes impiden salir de la misma imponiendo destructoras políticas de austeridad. Porque esa austeridad supone violaciones de derechos. Y las violaciones masivas de derechos humanos son crímenes.
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*Periodista y escritor

miércoles, 28 de diciembre de 2011

Padres violentos, niños heridos

Carlos Miguélez Monroy


“¡Chuta, carajo, chuta! ¡Niño, ¿Qué no entiendes?! No, hacia allá no, corre hacia el centro… ¡Es que no aprendes, carajo!” “¡Árbitro sinvergüenza, es pa’ matarte, ya verás allá afuera, te vas a ir calientito a tu casa!” “A ver si ya pones a mi hijo a jugar, ¡eh!” “¡Como le vuelvas a gritar a mi hijo te rompo la cara!”
Estas escenas de violencia se reproducen cada fin de semana en los partidos de fútbol infantil y juvenil de distintos países del mundo. Esos padres no saben manejar su frustración y pocas personas se atreven a intervenir en lo que aquéllos consideran su “sagrado derecho” a educar a sus hijos como les dé la gana.
Aunque puede influir el nivel de educación, estas conductas se producen con frecuencia en padres con cierto nivel de educación y posición social, en clubes deportivos privados. La forma de vestir y de comportarse en otros entornos desentona con la bestia en que se transforman cuando sus hijos juegan al fútbol.
Un entorno de inocencia infantil y buenos modales de adultos “educados” se convierte en una olla asfixiante de gritos a los niños, a los árbitros, a los rivales y a otros padres.
Estos energúmenos a los que otros espectadores quisieran estrangular vuelcan su frustración en sus propios hijos. Quieren que hagan lo que ellos no pudieron o no se atrevieron a ser. O peor aún, que sus hijos son una extensión de ellos mismos que refleja lo que son: “triunfadores”, “talentosos”, “fuertes”… proyecciones que se manifiestan en otros ámbitos educativos y del deporte.
Algunos expertos señalan a los padres como la principal causa de violencia en el deporte escolar, el fútbol en especial. Los enfrentamientos generan violencia en los propios niños, que aprenden a ver en un juego un escenario de guerra. Aprenden a considerarlo una amenaza que los obliga a competir en lugar de disfrutar mientras aprenden y compiten con sus adversarios.
En algunos casos sufren traumas y daños a su autoestima difíciles de tratar más adelante en su vida, incluso cuando se convierten en adultos, tienen hijos y repiten los patrones de violencia que aprendieron. Muchos de los energúmenos adultos llevan dentro un niño herido.
La altivez y la soberbia que desarrollan algunos jóvenes deportistas no son sino un mecanismo para defenderse de entornos hostiles. Pero otros jóvenes insultan, golpean y hasta les escupen a sus adversarios para desquitar la violencia que soportaron de sus padres.
No es raro ver a muchos padres gritar: “busca el balón en el centro”, cuando el entrenador le había dicho al niño que lo hiciera por la banda. Esto provoca que el menor se paralice y se confunda. Si hace una cosa, tendrá problemas con el entrenador, que lo quitará del campo; si hace la otra, tendrá a su padre pegándole de gritos durante el camino de vuelta a casa, y probablemente lo avergüence ante el resto de la familia con lo “mal” que jugó. La conducta de muchos padres puede provocar situaciones de violencia con los propios entrenadores, aunque también con los árbitros o con los padres de otros jugadores. En cualquier caso, el niño se convierte en rehén de esa violencia, y sufre en silencio la vergüenza de ser un niño señalado por la conducta de su padre.
Algunos clubes de fútbol juvenil respaldan a los entrenadores para evitar agresiones de los padres y no fomentar su envalentonamiento. A la mínima señal de gritos e insultos, expulsan a los “adultos” de partidos y entrenamientos. Pero al final, son los jóvenes quienes sufren las consecuencias cuando los apartan de partidos y entrenamientos por la insistencia de sus progenitores.
Algunos clubes organizan actividades que favorecen las relaciones entre jugadores, padres y entrenadores. La convivencia se beneficia de estas actividades, pero a veces se mantienen las situaciones de violencia por padres que no pueden o no quieren controlarse. Este fenómeno de padre hooligan se ha extendido a otros deportes e incluso al campo de la educación, lo que pone de manifiesto la necesidad de trabajar con los padres y de reforzar la autoridad de entrenadores y maestros.




lunes, 26 de diciembre de 2011

Leonel como la zorra

Entre Usted  y yo
Por Rafael Calderón

Después de leer la choteada que le dieron a Jorge Subero Isa en la columna De Buena Tinta me llegaron a la mente algunas asociaciones con felinos y depredadores mayores y menores que han sido usadas como metáforas para ponderar el animal político que es el presidente Leonel Fernández.
Mire, son varias:
Ha sido asociado con el león, el mayor depredador de la selva, asociación que le encaja muy bien por el modus vivendi del melenudo y que, dicho de pasada, es la que más le complace, ya que él mismo Leonel suele definirse como el león durante sus campañas.
Ha sido asociado con el camaleón, por su capacidad mimética. Esta asociación, pienso, también lo define muy bien, pues es un verdadero maestro de la simulación y en el principio de su carrera atrapaba con la lengua, algo que hace ahora con dinero.
Ha sido asociado con el tigre, y le encuadra bien la comparación por lo certeros que son los zarpazos que él y los suyos le dan a una economía que sólo los sueros de los préstamos la mantienen con vida.
También ha sido asociado entre los felinos con el gato, el rey del sigilo.
Ha sido asociado con el águila. Es buena la asociación por el tiempo que pasa en el aire, por su extraordinaria visión oportunista y también por sus garras, clavadas en todos los poderes del país.
Ha sido asociado con el buitre. Otra muy buena comparación, pues nadie como él se ha alimentado más y mejor de la carroña política del país.
Y si alguna asociación le faltaba, acaba de ser asociado con la zorra por la columna de Buena Tinta, que lo alabó por la astucia mostrada para romperle el silibín a Subero Isa, quien pensaba que mientras Leonel mandara -por su notable papel en el caso Sun Land- iba a vivir del cuento en la presidencia de la Suprema Corte de Justicia, puesto en el cual el mandatario acaba de nombrar a su abogado personal Mariano Germán.
Por hoy, me voy. Que Dios le llene de bendiciones, y se apiade de la República Dominicana.


Dejen prendida una luz, volveré

José Carlos García Fajardo*


Era un graffiti apresurado sobre una blanca fachada de un pueblo en donde la seguridad se buscaba en la huida. En escaparse y echarse al monte en busca de otras tierras y otros pueblos, en donde vivir en libertad no fuera un acto revolucionario.
Desde tiempos inmemoriales, en nuestro hemisferio, se celebra en estos días el solsticio de invierno. Las noches más largas del año que se vivían en torno al fuego, aguardando la aurora con el astro que sostenía la vida.
Cada cultura y cada mezcla de civilizaciones trataban de acomodar sus tradiciones cambiando nombres, gestos e historias que se rememoraban junto a la lumbre; como se remueven los rescoldos del fuego bajo las cenizas, que permanece y que hay que saber cuidar.
En mi año sabático, al cumplir los 60 años, y 25 de docencia en la universidad, visité muchos pueblos de África en un peregrinar por tierras animadas por tradiciones diversas. Los colonizadores se empeñaron en “clasificarlos” con fronteras inverosímiles en 50 estados. No eran los pueblos ni sus riquezas culturales lo que interesaba a las metrópolis europeas, sino delimitar los espacios para distribuirse las riquezas materiales y humanas para explotarlas, calificándolas de recursos. ¡Cómo si pudiéramos delimitar el cielo, contar las arenas del desierto o recoger a cántaros los océanos! Los límites sólo existen en nuestras mentes.
En el pueblo gueré cambiaron mi nombre por el de Nesemu, que significa “el fuego no se extingue”.
Lo llevamos dentro como luz, calor y vida; pero no deslumbra si sabemos cuidarlo, bajo cenizas, con pequeños hechos combustibles, como si fueran ramas. O resinas, incienso o mirra.
Ese motor de nuestro vivir diario permanece en sintonía con la energía del cosmos, que todo lo invade y sostiene. Aunque parezca vacío, está lleno de vida y de armonía, de la misma sustancia que sostiene todo cuanto existe y lo que ha existido y existirá. Aunque tarde millones de años en hacerse perceptible, en forma de algo que llamamos lucero o estrella y que puede que haga millones de años que se ha transformado en otras formas.
Por eso se puede celebrar como Nacimiento, bajo cualquier forma, hasta la de un dios avatar de lo inefable. ¿Qué más da? Nace Dios en cada persona que se entrega a los demás, que trata de comprender pero que, aún sin lograrlo, acoge.
Comenzando por uno mismo como realidad más cercana, hasta caer en la cuenta de que nadie es más que nadie ni nada vale más que nada. Que todo cuanto existe y lo que es conforman una realidad que nos supera, y ante la que nos postramos celebrándola como misterio. De ahí las danzas, las ofrendas, los cantos, los ritos.
Todo está animado, hasta las rocas y los metales, los animales y las plantas, las galaxias y el silencio que vibra en nosotros y en todas las cosas. Mientras dormimos o cantamos, mientras comemos o lloramos, mientras gozamos o nos inclinamos bajo la fuerza del huracán, como hace el junco ante la riada.
Todo tiene sentido y, al igual que el río, no tiene necesidad de que lo empujen. Como las cuerdas de un laúd, ni tan firmes que se rompan ni tan blandas que no suenen.
Pero, en nosotros, que sepamos, hay algo que llamamos mente y que es causa de no pocos sufrimientos. Hemos inventado nombres como cuerpo, alma, espíritu, psique, memoria, energías, potencias… pero no son sino aspectos de una misma realidad real. Nuestro error consiste en tratar de apresarlas, de dominarlas para servirnos de ellas en nuestro desarrollo o crecimiento.
Un día, “caemos en la cuenta” de que todo compone una realidad que nos sostiene. Y que así como somos, la virtud más eminente es hacer sencillamente lo que tenemos que hacer. Con errores y logros, con risas y lágrimas, con fuerzas y debilidades. Que no existe destino que determine nuestro vivir. Ni dioses caprichosos que nos gobiernen.
Tres cosas nos suceden: nacer, vivir y morir. No sentimos los primero, sufrimos de morir y nos olvidamos de vivir. Aquí y ahora, conscientes de que vivir hasta morir es vivir lo suficiente. Y que la citada mente es un producto emboscado en nuestro crecimiento.

De ahí que todos los sabios nos animen a la sencillez de ser nosotros mismos.
Debemos alimentar el fuego, respirar y dejarnos afectar por las cosas, por las gentes, por las transformaciones, por el ritmo que preside la armonía, la justicia y la alegría de compartir. En estas “noches buenas”, que se reproducen sin cesar, la consigna es el agradecimiento, la celebración y sentido del humor para adecuar nuestra actitud a esa música callada que no hemos elegido y de la que sólo podemos ser solidarios.
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*Profesor Emérito de la Universidad Complutense de Madrid (UCM).

PENSAMIENTO DEL DÍA

"Un ejército de ciervos dirigido por un leon es mucho mas temible que un ejército de leones mandado por un ciervo". Plutarco