martes, 29 de mayo de 2012

Me quito el sombrero ante quien se ensució en la JCE

Entre Usted  y yo
Por Rafael Calderón*
Así son las cosas en nuestro país: se puso en marcha una extraordinaria investigación para identificar a la persona depositaria de una pequeña funda de excrementos en el ascensor VIP de la Junta Central Electoral (JCE). El frenesí de la pesquisa obliga a que uno piense que la búsqueda es para trancarla, ¡qué paradoja!, y no para premiarla, como muy bien se lo merece.
Mire, el ingenioso acto puede ser definido por cualquiera que asuma el papel de mezquino como un simple voto de reconocimiento, simbólicamente acorde con la tremenda embarrada (permítame el eufemismo) que bajo el liderato firme de Roberto Rosario le dio la JCE a la democracia durante todo el montaje hecho para otorgarle a Danilo Medina el título de presidente de la República Dominicana.
Pero la realidad es que el asunto tiene una trascendencia mucho mayor, porque el personaje anónimo logró abrir, justo a tiempo, una válvula de escape para un pueblo burlado a punto de estallar de ira. El desahogo que produjo la publicación del hallazgo de la fundita, desde ya histórica, se pudo apreciar en los millares de comentarios y en la risa colectiva que causó y que, sin duda, regocijó al gobierno porque le evitó enviar a los acuartelados guardias y policías a dar funda por todo el país. Todo el mundo, menos Roberto Rosario, gozó con la genialidad. 
Digo, se entiende que Roberto Rosario no se riera con el asunto, pues lo ensució de otra manera para siempre. Antes la gente sólo hablaba de su habilidad para buscarse la funda de millones de pesos que se ha buscado en la JCE y en la Lotería Nacional por su efectivo liderazgo del grupo de sicarios que silenció la democracia. Ahora, dígame Usted, cómo podrá alguien evitar pensar en la otra funda, la fundita de excrementos, dondequiera que aparezca la figura del juez presidente de la Junta del embarre electoral. Es imposible no pensarlo, como imposible es para Roberto y cualquiera que use el ahora famoso ascensor no recordar la fundita cuando lo haga. 

Qué pena no conocer a la persona que con un solo acto, silencioso y anónimo, pero con un simbolismo gigante, incuestionable, inobjetable e inolvidable subió en el propio ascensor de Roberto Rosario y compartes hasta una altura en el sentir del pueblo que los jueces jamás alcanzarán, pues evitaron obrarse en el poder perverso que los contrató con el encargo de matar la democracia.
Me hubiese gustado, después de felicitar hoy a todas las madres, hablar con Usted acerca del paso de Miguel Vargas de presidente del PRD a peón del PLD; de la nerviosa rapidez con que la prensa está arriando a la gente para que se dedique a trabajar para cubrir los gastos de la campaña de Danilo; del rápido recordatorio de Leonel a Danilo de que tiene el título de presidente electo gracias a la$ obra$ de su gobierno o de las expectativas de factoría que están lanzando en serie para tapar, como lo hacen los gatos, el embarre electoral, pero me decidí por quitarme el sombrero ante la anónima persona que se ensució sobre la JCE. Mis felicitaciones para él o ella, pues logró que un momento de ira el país riera. Gracias de mi parte, porque es cierto que la risa es remedio infalible para todos los males, por terribles que sean.  
Por hoy me voy, que Dios le llene de bendiciones, y se apiade de la República Dominicana.
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*Es un periodista dominicano residente en Nueva York

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"Un ejército de ciervos dirigido por un leon es mucho mas temible que un ejército de leones mandado por un ciervo". Plutarco