martes, 3 de enero de 2012

Los morados celan a Patria con un calvo

Carlos Dipré
El favor más grande que podría recibir un hombre que indebidamente se enamora de una mujer ajena, es que el marido de la dama pretendida por este atrevido hombre, a cada momento cuando sufre su ataque de celos lo mencione. Esa sería su mejor promoción para hacerse popular en el gusto de la mujer que desea, sin pagar este un solo centavo por ese servicio.
Es lo que ahora se da en el país en torno a la Patria, una mujer mal amada. Nunca en mi vida de músico que he ido caminando de un lugar para otro, lo había visto. Los oficialistas, con su cabellera hermosa y con todo el dinero del mundo para lucirla, están celando a la República con un calvo. Nunca, pero nunca en el amor, un calvo fue motivo de tanto miedo. El que cela a su mujer con un calvo, debe estar mirando realidades, no visiones. Porque es algo raro, no muy visto.
Pero los motivos deben ser libres como el miedo. Porque cada quien debe saber por qué tiene miedo. Porque lo malo de los celos no es que se lleven, sino las ofensas, los daños que podamos causarnos o causar con ellos. Si los celosos entienden que ni las mujeres ni los pueblos pueden ser un objeto, entonces sus celos son inofensivos y a nadie deben molestarles que estos caprichosos los lleven.
Lo malo es, que los oficialistas cuando alguien les critica para decirles que su gobierno ha sido el más corrupto en toda nuestra historia, ellos en vez de salir en defensa de su inocencia, asumen el insulto en un dime y te digo. La frase mágica de los morados para repeler lo de corruptos que viene de sus críticos, es decirles a la gente: “¡Y tú de Hipólito!” como el hombre celoso, que si la mujer lo desprecia por su mal comportamiento, inventa que la mujer tiene otro hombre. Para no aceptar la realidad de sus maltratos contra ella.
No asumen que la gente tiene cerebro para pensar, ojos para ver y oídos para escuchar. Los inmaculados de la estrella amarilla expresan con su comportamiento, que si alguien los critica, no es porque tenga razón, sino porque está con el calvo. Y el de Gurabo que no tiene tanto dinero como ellos para gastar, se muere de alegría, porque él pensará con razón, que si le van a sumar todos los que están en desacuerdo con el gobierno, él ganaría de calle sin contar con los recursos que tienen ellos, porque el 90% de la gente asume que el gobierno es muy corrupto.
Pero sigo creyendo que los políticos en el poder deben tener en su programa de gobierno, y escrito con letras rojas y grandes, una visita periódica al psiquiatra porque ya cuando están arriba se ponen loquitos viejos. El candidato de los oficialistas, dice: “Arreglar lo que está mal y seguir lo que está bien”.
Pero por favor candidato de la cabellera y el dinero, díganos cuales vainitas son las que están bien y cuáles son las que están mal, para que quienes los critiquen sepan qué criticarles y qué no criticar. Porque ustedes se ofenden por todas, e insultan por todas. Al pueblo le gustaría ver que cuando a ustedes les critiquen las malas, por lo menos usted un día digan “Si, es cierto, esa está mal y yo la arreglaré”. ¡Qué bello fuera!, pero en cambio ustedes se han dedicado a ser abogado de las malas. ¿Será porque ese huevo quiere sal?
Por lo que ya vemos, si en el mes de marzo las encuestas no favorecen a los dueños del país, debemos prepararnos, porque algunos de ellos debe estar ideando ponerles pañoletas moradas a los fusiles de los guardias. Como hizo Balaguer con los pañuelos rojos en los fusiles de los militares en las elecciones del 1974 y 1978, pero además les montó a los uniformados un canto que decía “Nosotros ganamos con votos o con botas”. Este canto lo repetían en todos los mítines del Doctor.
Porque Balaguer era listo y listillo. Él entendía que la oposición en su mayoría, le tenía un miedo a su gobierno que se orinaba, menos Peña Gomes.
Para Balaguer era más barato y menos comprometedor que la oposición se retirara, que hacerle un fraude que lo desacreditaba más de lo que ya estaba. Para eso hacia el truco con los guardias para meter terror, para que Don Juan dijera lo que siempre decía, que las elecciones iban a ser “un matadero”, y se retiraba.
Pero los guardias de hoy no son los guardias de Balaguer. Los militares del Doctor sólo bailaban bachata de la que hace sudar, pero los uniformados de hoy bailan salsa, tango y hasta la marsellesa si se lo piden. Estos guardias de hoy saben hasta cuando la orquesta está sonando mal porque el director de la banda es un desafinado. Así es que si están contando con repetir la historia del Doctor con el terror, mejor regálenle una peluca al calvo, si el miedo es por la calva.
Sin lugar a duda que la suerte está echada. Ojalá que todas las partes en el concurso entiendan, que a este mundo venimos para irnos de nuevo, y que los pueblos ni las mujeres son mercancías que se les encarga a los más vivos. Todos nacemos en el mismo afán de ser libre, de tener nuestra propia autodeterminación.
Quienes se crean los buenos de la película, que se fijen primero como actúan los protagonistas en la obra. No calumnian, no se roban los dineros públicos, no matan por matar a su prójimo, no construyen sus villas con los dineros de la salud y la educación, no hacen trucos para ganar usando los recursos del Estado comprando cédulas y repartiendo dádivas. El protagonista real no necesita tanto para publicidad, porque los pueblos desde que los ven los distinguen, porque el bien siempre se impone sobre el mal. ¡Revísense como cuando eran pobres!
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"Un ejército de ciervos dirigido por un leon es mucho mas temible que un ejército de leones mandado por un ciervo". Plutarco