Por Rafael Calderón*
No sé a Usted, pero a mí me parece que el éxito de los repartos de cajas de comidas es inversamente proporcional al fallo de este gobierno que nunca ha intentado mover un ápice de la miseria a las grandes mayorías del país, a pesar de que a las manos del presidente Leonel Fernández y sus ministros ha llegado la mayor cantidad de dinero que equipo alguno de gobernantes ha manejado en la historia del país.Mientras más largas sean las filas de los hambrientos, que Leonel y su gente miran como presas potenciales para la candidatura de doña Margarita -la apuesta familiar del presidente en la boleta peledeista- mayor será la evidencia del desvío de los 15 mil millones de dólares tomados en préstamos hacia rutas que nada tienen que ver con gestiones serias para alejar, aunque fuera un chin, al país de la pobreza.
Mientras más manos temblorosas por el hambre se extiendan para alcanzar las cajas miserables -tanto por su contenido como por el avieso propósito que motiva su entrega-, más clara nos queda la imagen de la perversidad con que Leonel y su grupo han dispuesto de los dos billones de pesos que han manejado en los presupuestos ejecutados desde que se instalaron en el poder el 16 de agosto de 2004.
A mayor alboroto por coger una de esas cajas, que gente hambrienta termina cargándola sin dificultad en la palma de una de sus manos, más transparente se hace que los beneficios de cinco reformas fiscales sólo son ostensibles en el espectacular modo de vida de Leonel y su gente, quienes hasta ahora se burlan a su antojo de un pueblo que más temprano que tarde dará otra muestra de que no nació para ser humillado y aplastado.
Porque no es verdad que un pueblo que se quitó de encima a Trujillo y otras dictaduras no se sacudirá de Leonel y sus secuaces, por mucho dinero y poder que tengan.Por hoy, me voy. Que Dios le llene de bendiciones y le dé lo necesario para pasar bien la navidad junto a su familia, y que también se apiade de la República Dominicana.-
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