En nuestro país, con excepción de los que están
gozando del poder, todos sabemos que la situación política, económica y social
esta malograda. Lo único que ha aumentado con los gobiernos elegidos por el
pueblo han sido los precios de los productos de primera necesidad, los
combustibles, el desempleo, la pobreza, la deuda, la corrupción, el tráfico de
influencia, el narco, los crímenes, el entreguismo, el nepotismo, la
dependencia política y la económica.
Pero, ¿a quién culpo? ¿Quién, que no sea yo,
puede ser el responsable de la calamidad a la que han condenado nuestro pueblo?
¿Quién o quiénes son los responsables de que
cada cuatro año, el pueblo tenga que elegir a sus verdugos?
Para un sector de la población sólo hay un
culpable: La Izquierda Dominicana.
Pero, ¿culpable de que?
¿Es la Izquierda responsable por los desfalco
de los bienes del estado? ¿Es la Izquierda culpable del tráfico de influencia o
del rampante nivel de corrupción del Estado? ¿Es la Izquierda la responsable
del alto índice de desempleo, del aumento de la criminalidad, de la violencia
familiar o del vertiginoso aumento de la deuda externa?
Si le preguntamos a los que acusan la Izquierda
les aseguro que la respuesta es un rotundo no.
¿De no haber derrotado a Trujillo y sus
protectores del Norte en junio de 1949 cuando se produjo la invasión de Luperón
o en junio de 1959, cuando se produjo la de Constanza, Maimón y Estero Hondo?
¿Es la Izquierda culpable de haber llenado las
cárceles trujillistas con “conspiradores”, o de no haber logrado la vuelta a la
constitucionalidad con el regreso del Profesor Bosch al poder?
¿Debemos culpar la Izquierda por no haber
derrocado al sanguinario Balaguer en Playa Caracoles o de haber aportado los
cientos y cientos de mártires que cada año conmemoramos?
Creo que los que esporádicamente acusamos la
Izquierda, yo entre ellos, lo hacemos por frustración.
Nos cansamos de escribir, orándole al coro, con
la esperanza de que alguien inicie los cambios que nosotros, desde nuestros
escritorios, quisiéramos ver hecho realidad.
Muchos acusamos la Izquierda por su inhabilidad
de lograr la unidad del movimiento. No entendemos que los izquierdistas son
pensadores libres. Pensadores que no se atan a simples hechos o a precedentes
históricos. El izquierdista observa, estudia los hechos, los datos y saca su
propia conclusión. El izquierdista cuestiona al poder y cuestiona al que
cuestiona. ¡Esa es la naturaleza del izquierdista!
Sin embargo, los que tildamos de “fracaso” el
movimiento izquierdista dominicano, por el simple hecho de no presentar una
candidatura unitaria en las elecciones, incurrimos en el peligroso error de
crear la ilusión de que sólo basta con que la izquierda se una para que se
inicien los cambios anhelados por todo el pueblo dominicano.
Y digo peligroso error, pues crea, en el
subconsciente del dominicano, la idea de que, la participación en las
elecciones de un frente unitario izquierdista, garantizará el triunfo, y por
consiguiente, solo bastará con sentarse a esperar el conteo de los votos para
que se confirme lo anteriormente citado.
En este sentido no ha sido la Izquierda, hemos
sido nosotros los que hemos fracasado.
Hemos fracasado por no haber educado al pueblo.
¿Con que cara me atrevo a acusar la Izquierda
si en mi propio barrio hay personas que vendieron y seguro volverán a vender
sus votos al mejor postor? ¿Cómo puedo yo acusar la Izquierda si en mi propio
círculo hay personas que abiertamente dicen que votaran por Hipólito o por el
PLD?
Entiendo la frustración de quienes esperan un
milagro; de los que se sienten solos o abandonados. Entiendo la frustración de
quienes no encuentran opciones con las cuales puedan identificarse. También
entiendo la frustración que causa el vacío que dejan, en cada “elecciones”, las
organizaciones de izquierda.
Sin embargo, también entiendo que es nuestra
responsabilidad pasar de las denuncia a la acción. De la crítica a la
autocrítica, del trabajo solitario al trabajo organizado. Este cambio de
actitud puede garantizar que en las elecciones del 2016, el pueblo tenga, en la
boleta electoral, la opción que se merece.
Es por eso que hoy invito a ese grupo a cambiar
de rumbo. Los invito a que pasemos de acusadores a promotores de la unidad, y
que, una vez alcanzada ésta, usemos la pluma y el tintero para invitar a todos
los dominicanos a trabajar incansablemente para que en las elecciones del 2016
se respete la voluntad del pueblo.
Si no lo hacemos, seguiremos siendo nosotros,
no la Izquierda, los fracasados.
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