El Partido en
el gobierno es el Likud, presidido por Netanyahu, que se alía con facciones
ultraderechistas del Parlamento: Shas (judío ortodoxo) e Yisrael Beytenu,
“Israel nuestra casa”. Pero quien se considera orto-doxo excluye a otros
como hetero-doxos; olvidando que hetero no es sinónimo de hereje
sino que significa otra opinión, actitud o conducta. El Rabí Jesús de Nazaret
fue judío heterodoxo. No cabe hablar de antisemitismo alguno, sino de
“reconocer el derecho de los palestinos a vivir libre de amenazas dentro de
fronteras seguras y reconocidas”(Resolución 242 del Consejo de Seguridad de la
ONU, 1967).
El gobierno de
Israel califica de “antisemita” a cualquier gentil que discrepe de su política
belicista. Si el que opina es judío, éste “se odia a sí mismo”. Razonamiento
tan falso como la pretendida superioridad de la raza aria.
Existen famosos escritores, poetas, artistas, periodistas judíos e israelíes
que no comparten las ideas ni las actuaciones excluyentes del Likud y que se
oponen a la vergüenza de ese muro que discrimina a palestinos en sus propias
tierras. Como encerrados en “guetos palestinos”. ¿No es una proyección
sarcástica? Judíos israelíes que denuncian la ocupación de tierras de los
palestinos, en las que se asientan colonos integristas y excluyentes. ¿No era
algo parecido a lo que hicieron los nazis encerrando en guetos a judíos
polacos, alemanes, austríacos, checos y ucranianos? ¿No fueron enviados al
exilio millones de palestinos cuyas casas, tierras y medios de vida se hicieron
imposibles por la intolerancia de las milicias que formaron la Haganah, brazo
armado de la Agencia judía responsable de atraer judíos a Israel? Recordemos la
actividad terrorista del Irgun y de Stern Gang, de cuyas filas surgirían Yigal
Alon, Moshe Dayan, Isaac Rabin, Menahen Begin. Cuando preguntaron a Golda Meier
por los derechos del pueblo palestino respondió: “¿Qué pueblo? No hay más
pueblo que el judío”.
Existe un lobby
judío que actúa en muchos países y gobiernos. Nada que objetar mientras
respeten las reglas de la democracia. Pero no es conforme a derecho la
prepotencia del gobierno israelí y su acoso y matanzas en Deir Yassin en donde
Irgun asesinó a todos los habitantes (1948). Muchos judíos padecieron en los
campos de exterminio nazis, pero también gitanos, comunistas, homosexuales,
socialistas y discapacitados. Nadie podrá ignorar ni negar el Holocausto, pero
no podemos permitir el exterminio del pueblo palestino.
Ni es admisible
que posean ojivas nucleares sin control de las instituciones internacionales
(AIEA). Actúan como los pakistaníes o los coreanos del norte con sus bombas
nucleares. ¿Con qué autoridad amenazan con atacar al pueblo iraní porque sus
dirigentes desarrollen energía nuclear para fines industriales cuando los
israelíes la han utilizado para bombas nucleares?
Escribo como
persona que admira la historia del pueblo de Israel sin ignorar sus páginas
negras, como las tienen los demás pueblos, culturas y civilizaciones. ¿Que se
consideran “el pueblo elegido”? Allá ellos con sus historias pero no podemos
tolerar que excluyan a los demás como goyim. Entre tantas razones para
respetarlos, los admiro porque en su seno ha vivido el Rabí Jesús de Nazaret.
En ese sentido yo también soy judío (hasta podría llevar sangre judía, pero no
acepto servidumbres de raza, género, lengua o color). También me reconozco del
pueblo cristiano y de su cultura pero no acepto a ese enclave ideológico con “sede”
en el Vaticano. Y me sé griego y romano, como me sé árabe y musulmán. ¿Cómo si
no hubiera podido escribir estas líneas y expresar mi pensamiento? Nunca podré
ser “antisemita” porque eso es una barbaridad sin sentido. Pero puedo discrepar
de formas de sionismo excluyente y prepotente porque me sé ciudadano del mundo
y nunca he hecho acepción de personas. Si me viene corta la nacionalidad
española y aún esta pobre caricatura “europea”, ¿cómo no voy a reconocer la
dignidad de todo ser humano en un planeta que nos estamos cargando por nuestra
insensatez suicida? Vivan en paz, como fruto de la justicia, los ciudadanos del
mundo y acabemos con esta explotación de unos seres por otros, con el hambre,
con las guerras, con la explosión demográfica y construyamos todos juntos otro
mundo más justo y solidario.
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*Profesor
Emérito de la Universidad Complutense de Madrid (UCM).
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